A mediados del siglo pasado, científicos de todo el mundo realizaron un estudio de nuestros genes (proyecto de genoma humano), donde descubrieron que una parte de nuestro ADN disponía información genética no visible. Esto ha dado pie a estudios sobre cómo influyen los agentes externos (emociones, estrés, alimentación), en nuestro desarrollo genético pudiendo causar modificaciones.
Algunos de estos agentes (creencias, miedos o emociones), al ir pasando de generación en generación, pueden establecerse en nuestro ADN causando a largo plazo un bloqueo en nuestro desarrollo.
Es por ello que cada persona hereda por el proceso genético ciertas características y tendencias de sus padres biológicos. Algunas características están completamente determinadas.