Es posible salir del laberinto

Es posible salir del laberinto

Por momentos, las sociedades de manera particular y algunas civilizaciones, en sentido general, tienden a quedar atrapadas en una suerte de limbo, de inmovilismo político que algunas veces requieren de un largo proceso de lenta acumulación de fuerzas o de accidentes o casualidades que producen el salto necesario para superar esa circunstancia.

Eso le ha sucedió al mundo árabe después de las cruzadas, a Europa del medioevo y a los países socialistas del este europeo, los cuales duraron décadas de involución e inmovilismo políticos, debido al carácter represivo de un sistema que desarticuló la sociedad civil y destruyó toda expresión pública de oposición política, por lo cual las fuerzas internas no fueron factor determinante del cambio que posteriormente se produjo, fundamentalmente por factores externos que gravitaron sobre dichos países.

En nuestro país, las expresiones de retroceso en las esferas de la cultura, del sistema de valores y de la política en sentido general, se acompañan el descreimiento sobre la posibilidad de alternativa y de la inexistencia de fuerzas internas capaces de sacarnos del inmovilismo. Por eso, en el caso de la economía, no pocos dicen que sólo el FMI nos disciplina y la desconfianza en nuestra clase política lleva a muchas organizaciones y legaciones diplomáticas acreditadas en el país a apostar por iniciativas de desarrollo económico y político al margen de las instituciones políticas nacionales.

La Historia no es lineal; problemas comunes a una sociedad o civilización son resueltos de maneras diversas. Los recursos de América impulsaron la salida de Europa del medioevo, iniciada con el renacimiento, pero la incapacidad del mundo árabe de crear sólidas instituciones políticas determinó la pérdida de su hegemonía en el arte, la ciencia y la tecnología que tuvo una vez. 

En tal sentido, no existe una única forma de una sociedad enfrentar el inmovilismo. La persistencia de la resistencia de los movimientos reivindicativos y el hastío de sectores productivos del Cibao, las protestas de sectores productivos del Sur, el abanico de fuerzas coaligada contra la construcción de la cementera cerca de Los Haitises, donde es significativa la presencia de jóvenes provenientes de sectores medios y acomodados, con alto nivel de formación y que intercambian informaciones con sus pares nacionales e internacionales, son señales de que se puede salir del laberinto en que la sucesión de gobiernos corruptos y fallidos han sumido esta sociedad  .

Hoy día los procesos de cambios no son impulsados únicamente por las fuerzas internas de una dada sociedad, la expansión de los medios de comunicación permiten la internacionalización de valores, ideas y reivindicaciones que a pesar de ser locales, encuentran apoyos en diversos países, los procesos se viven virtualmente de manera simultánea en casi todo el mundo.

Por eso a pesar, de los pactos intergrupales e interpartidarios para que nada cambie y la apuesta por el silencio cómplice que impulsan los poderes “legales” y fácticos, en la conjugación de factores internos y externos que signa los cambios del presente en varios países del mundo, radica la posibilidad de salir del laberinto.

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