Es prioritario invertir en la salud y la vida

Es prioritario invertir en la salud y la vida

La masiva participación de la sociedad civil en la demanda del cuatro por ciento del presupuesto nacional para la educación fue exitosa. Resultó así, por la gran cantidad de agrupaciones, instituciones, personalidades de todas las esferas sociales, políticas, económicas, religiosas e ideológicas del país que intervinieron activamente en esa contienda por mejorar la educación nacional. Tan impactante fue la campaña que obligó a los candidatos presidenciales en las elecciones del 2010 a comprometerse a cumplir con esa demanda popular si triunfaran como en efecto resultó.

Es tiempo de la salud y de la vida. Le corresponde el turno de que se le aumente el presupuesto, porque estos renglones son más importantes que la educación. Ciertamente, pues sin salud no se puede pensar, ni aportar la fuerza de trabajo para la creación de riqueza. Más aún, sin programas masivos y permanentes de promoción para la prevención de una buena salud y seguridad social para todos, la vida termina en una muerte temprana. En definitiva, sin salud y vida no hay educación que valga.

El cuatro por ciento para la educación abarca unos diez o doce años de la vida de una persona: inicia a los cinco años con la primaria y termina a los quince o diez y seis años con la secundaria. La salud comienza desde el momento de la concepción hasta más allá de la muerte. Por esas razones requiere el 6% que pudiera realizarse escalonadamente, o sea, aumentando 0.5% anualmente si se cumplen las metas propuestas para asignarle otro 0.5% hasta llegar a la meta del 6%.

Observemos el informe sobre el gasto en salud que nos envió el buen amigo y mejor compañero Bienvenido Núñez Mirabal, quien obtuvo los datos del Banco Central y de la Fundación Trinidad. Veamos: “el gasto total en salud como valor agregado en el 2013 ascendió a la suma de RD$129,804 millones de pesos equivalente al 4.8% del PIB. Sin embargo, la inversión del sector público –Seguridad Social, Fuerzas Armadas y otros- es de sólo RD$ 40,721 millones, equivalente al 1.5% del PIB. El resto lo aporta el sector privado –empresas, hogares y ong- con RD$89,083 millones que es el equivalente al 3.3% del PBI”. Es decir más del doble del sector público.

Continúa explicando Núñez Mirabal, “cuando comparamos el gasto público versus los demás sectores de la sociedad que conforman el gasto privado –hogares, empresas y ong-, la relación redondeándola es de 30/70%. Por otro lado, la Oficina Nacional de Estadística en el censo del año 2010 registró 2,671,979 hogares, para una población de 9,445,281 personas y un promedio de cuatro personas por hogar. Esto significa que el gasto per cápita anual por hogar es de RD$ 4,827, equivalente a 112 dólares y por persona a RD$1,207.00 pesos o 28.00 dólares”.

¿Puede el Estado ofrecer salud para todos de calidad con esta baja inversión? No es posible, ya que a todo esto hay que agregar que la escasa inversión en la salud es desorganizada porque priman los hospitales de tercer nivel de atención dejando abandonado el programa de atención de primer nivel.

Si nos propusiéramos a organizar el Sistema Nacional de Salud seguramente la mortalidad materna e infantil bajarían drásticamente, la mayoría de los habitantes de los barrios periféricos de las grandes ciudades estarían mejor atendidos y se evitaría gran parte de las complicaciones por enfermedad. Se promocionaría mejor, igualmente, la prevención de la salud y se ofertarían más empleos a las personas de los mismos barrios como promotores por ser, precisamente, los que mejor conocen cómo vive la gente en estas zonas urbanas.

Por esto y más, necesitamos aumentar el presupuesto a la salud y la vida. Y es que, como escribiéramos anteriormente, sin salud, las penurias en las enfermedades catastróficas y las muertes son mayores en el país.

 

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