Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos -declara el SEÑOR. Isaías 55: 8
Cuántas personas nos encontramos cuyos pensamientos no son conformes a los de Dios. Lo más triste es que creen que están bien, a pesar de que lo que hacen no es lo correcto, pero no aceptan la opinión de los demás.
No es sencillo, ya que su mente está llena de fortalezas que nada les permite aceptar, y no entran en razón. Ellos piensan que los demás están equivocados. Y no es de extrañar que aun los que han entregado su vida al Señor siguen bajo esas mismas condiciones.
Tienen una verdad, sin ser la verdad. Es como tener ojos y no ver, oídos y no escuchar. Pero es tiempo de cambiar, derribando esas fortalezas de altivez, arrogancia y vanagloria, las cuales son opuestas a los pensamientos de Dios.
Por eso, es necesario que reconozcamos y seamos humildes, abriendo nuestro corazón al conocimiento de Cristo, para que nos enseñe cuáles son Sus pensamientos, y hacerlos nuestros.