Y los hijos de Israel entraron por en medio del mar, en seco, y las aguas les eran como un muro a su derecha y a su izquierda. Éxodo 14: 22
Tiene que haber algo en nuestra vida que nos haga recapacitar y no seguir en la misma condición, algo que nos impulse a no aceptar seguir siendo esclavos de las obras de Faraón. Debe ser algo tan fuerte que rompa con el estado de pasividad y conformidad que nos mantiene atados bajo cadenas de esclavitud, pasando los años sin que nos rebelemos a esta condición de vida espiritual, física y emocional.
Debemos tomar el dominio y decidir no permanecer más en la tierra de servidumbre, sino estar listos a cruzar el Mar Rojo. Ahí las aguas se abrirán y nos darán paso para entrar a un nuevo lugar lleno de bendiciones, el cual Dios nos ha preparado para disfrutar, sin quedar rastro de la vida que llevábamos antes. Es tiempo de ponernos en marcha para cruzar al otro lado, buscando las promesas que nos han sido dadas.