Esa bella muchacha con la que estuve soñando y acariciando en mi mente en mi infancia y parte de mi adolescencia, hacía por momentos intentos de aparecer al final del 1961 pero se desvanecía rápidamente. No fue sino en 1962 que efectivamente comenzaba a dar muestras de que verdaderamente se estaba haciendo realidad y fue el 27 de febrero de 1963 cuando hizo su triunfal aparición.
Se podía decir en ese momento que ya esa belleza estaba presente en el corazón de todos los dominicanos. Ya la democracia había llegado para dar paso a un gobierno elegido libérrimamente por la voluntad popular.
Poco duró la ilusión de nuestro noble y sufrido pueblo porque siete meses después se volvió a esconder entre las sombras de los perversos enemigos de ella, dando paso, dos años después, a una guerra fratricida.
Aunque bastante amañada, aupada y amamantada por tropas extranjeras resurgió tímidamente de nuevo en 1966 dando paso a doce fatídicos y tumultuosos años en manos de Balaguer. Aquel hombrecillo enigmático que no le interesaba el dinero para sí mismo tenía una sola obsesión en su vida: El Poder
Después de esas doce estaciones del viacrucis político, el pueblo deseaba con vehemencia un cambio y algunos que pensaron que el mismo se podría realizar por la vía de las armas, se dieron cuenta posteriormente que ese no era el camino factible para lograr un cambio.
Ese cambio vino de la forma que tenía que venir en 1978, que a pesar de reinar un Balaguer inteligente, buen estratega y bastante mañoso, no pudo contener esos deseos del pueblo de vivir de una manera diferente.
Por más esfuerzos que hizo Balaguer para tratar de permanecer en el poder no le quedó más remedio que ceder.
La soberanía popular pudo imponerse a través de un instrumento que pertenece solo a esa bella democracia: las elecciones.
Una democracia que todos sabemos es imperfecta, pero que a pesar de sus defectos, los dominicanos todavía seguimos enamorados de ella. Por lo menos yo. Por esa razón siempre he odiado las dictaduras, sean de izquierda o de derecha. Las dos atentan contra todos los derechos humanos, y salir de ellas es difícil.
En estos momentos la historia política dominicana ha dado un giro de ciento ochenta grados y el 16 de agosto próximo entrará un nuevo presidente de la República al Palacio Nacional donde juramentará su gabinete.
Esperamos que esos nuevos ministros, además de capaces, sean honestos.
Creo que es necesario señalar que uno de los ministros más importantes es el de medioambiente, ya que dependiendo de sus actuaciones, nuestros hijos y nietos podrán sobrevivir.
Será el encargado de preservar nuestros bosques y proteger nuestras fuentes de agua.
Deseamos el mayor de los éxitos al nuevo gobierno y rogamos a Dios que le dé luz y sabiduría al novel presidente en la difícil tarea de conducir el timón del Estado.