Esa Guerra de Abril

Esa Guerra de Abril

Es una gran suerte que estemos vivos miles de combatientes de la Guerra de Abril de 1965, para discutir, aclarar, contar, decir, maldecir, mentir, sobre aquellos acontecimientos.

Acostumbrados a callar, a no “contrincar” (verbo de Andrés Licho Matos), rehusamos enfrentar a quienes cuentan uno, otro y muchos acontecimientos de modo equivocado. Ello no significa, necesariamente, que esos relatores quieran ocultar la verdad y opacar las glorias de una persona, un grupo, un partido, un sindicato, pero consignan, erradamente, acciones y decisiones que al parecer se perdieron en su percepción o en sus recuerdos.

Lo llevo dicho desde hace muchos años: cada combatiente, cada allegado, cada familiar, cada miembro de los partidos participantes, tiene SU Guerra de Abril de 1965. Incluyo en la lista a los miembros de las Fuerzas Armadas y la Policía que nos combatieron, a los soldados y los gobiernos de Estados Unidos, Costa Rica, Paraguay, Honduras, Brasil. Cada uno de ellos tiene su Guerra de Abril de 1965. Y no olvidemos a los centenares de periodistas del mundo entero que vinieron a informar sobre los acontecimientos después del 24 de Abril.

Fidelio Despradel ha publicado recientemente, con los auspicios del Archivo General de la Nación, sus Memorias de su vida y tiene desenfoques, apreciaciones distorsionadas y presenta como verdades absolutas acciones y disposiciones desde un punto de vista, como si un acontecimiento histórico como la Guerra de Abril hubiera sido el resultado de la acción de un hombre que vio, escuchó, participó pero no estuvo en todas partes.

El libro es interesante y, al llegar a su vida durante Abril de 1965, es donde encuentro las distorsiones que durante estos 50 años ha sido una constante de algunos izquierdistas: dirigentes del Movimiento 14 de Junio y otros del Movimiento Popular Dominicano, desconocer el papel del Partido Revolucionario Dominicano.

Manuel Ramón García Germán, me contó en el 65, y lo ratificó ayer viernes, que del 14 de Junio solo Oscar Santana creía, estaba enterado y aceptaba como fruto de los dominicanos la conspiración iniciada, desarrollada y mantenida por dirigentes y miembros del PRD y pequeños grupos e individualidades de las Fuerzas Armadas. El 1J4, el MPD y el Partido Socialista Popular (luego PCD) decían y denunciaron públicamente en la prensa que la conjura era un plan del imperialismo.

El propio Fidelio dice que el 1J4 se reunió la noche del 24 de Abril para decidir qué hacer, ante acontecimientos que los sorprendieron asando batatas. Pero aun así, insiste en intentar tapar el sol con un dedo y minimizar, disminuir, desconocer el papel principal jugado por el PRD, sus mujeres y sus hombres en el acontecimiento político-militar más importante desde la Guerra de la Restauración.

Aún falta mucho por decir.

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