Esas batallas de género que no llegan a nada

Esas batallas de género que no llegan a nada

Gris, con pérdidas irremediables y penas que jamás habrán de curarse.  Marzo inició con dejos de tristeza y, como siempre, nos obliga a pensar en todas esas cosas que hemos dejado en el camino.

Las últimas noticias han sido tristes. Con  maestros en huelga en reclamo de un amento salarial y un Darío Contreras colpasado sólo nos faltaba el irremediable adiós de Hugo Chávez, cuyas consecuencias son aún indescifrables.

A esto se une el peso de un día  que es dolor y tragedia: el del  Día de la Mujer.   Mañana, 8 de marzo,  se conmemorará de nuevo  una fecha que habla de una discriminación que comienza por nosotras mismas. Tener un día, tratarnos cual si fuésemos minoría, es muy triste. ¿Cómo, si nos miramos al menos, podremos tener la igualdad con la que soñamos? Mientras no nos veamos como alguien capaz de lo que sea, sin pensar en nuestro género,  no derribaremos las fronteras.

El camino hacia la igualdad debe comenzar por las propias mujeres. Nunca he entendido que se luche contra los hombres o que se busque  conquistar sus espacios. La sociedad es un lugar común, en el que cabemos todos y donde todos tenemos los mismos derechos, independientemente del sexo.

Estoy cansada de esas absurdas guerras en nombre del género. No podemos ponerle un color rosa o azul a las oportunidades,  las carreras, los empleos… a  la vida. Es tanto lo que nos concentramos  librando las batallas de género que terminamos perdiendo la más importante: crecer como individuos.  También hemos dejado a un lado el placer de ser libres. Con un alma presa no se es feliz. 

Publicaciones Relacionadas

Más leídas