Esas inversiones que nunca se entenderán

Esas inversiones que nunca se entenderán

Nunca han sido amables. Mirar a ambos lados del camino, en ocasiones, puede traernos mil reacciones adversas. Y es que, cuando comparamos, hay piezas que simplemente no logran encajar.

Es lo que sucede al pensar en la universidad que el gobierno dominicano tuvo a bien donar a Haití. Totalmente equipada, moderna, en la obra se invirtieron US$30 millones. Con ello se apuesta al futuro, ese que se alcanza a través de la educación.

Ver lo que costó esa universidad completa nos obliga a preguntarnos cómo es posible que de este lado de la frontera, en Santo Domingo, un parqueo para la universidad estatal cueste casi lo mismo que un campus completo en Haití. ¿Lo peor? Mientras en Haití todo aparenta haberse hecho bien, en la UASD el parqueo no ha podido abrirse aún porque tiene diversas fallas.

Ocho meses después de haber sido inaugurado con bombos y platillos por el gobierno, este parqueo no puede usarse por las filtraciones que tiene. Al escuchar esto, uno se pregunta: ¿cómo es posible que se gasten mil millones de pesos en una obra para hacerla mal?

No sé si la respuesta es que ha habido malversación de los fondos, si se infló el presupuesto, si se construyó medalaganariamente porque era una obra estatal… en fin, cualquier cosa que se nos puede ocurrir suena grave, mal.

A pesar de que los contratistas están trabajando en corregir las fallas, debemos exigir que nos den una explicación. Primero acerca del costo de la obra (es importante que digan en qué gastaron tanto). Posteriormente, sobre las fallas y los arreglos. Casos como este no deben quedar  así. Comencemos a quejarnos.

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