Nadie está conforme. Cuando se habla del Presupuesto, las quejas se suceden. Todos quieren más. Acostumbrados al derroche, en algunos casos, aquello de la austeridad les sabe demasiado mal.

 Entre los más inconformes se destacan la vicepresidenta Margarita Cedeño y los  presidentes de la Junta Central Electoral (JCE), Roberto Rosario; la Suprema  Corte de Justicia, Mariano Germán; y el Tribunal Constitucional (TC), Milton Ray Guevara, quienes acusaron  de una u otra forma (unos más a la franca que otros) al presidente Danilo Medina de coartar  las entidades que dirigen.

En ese sentido, Rosario advirtió que  a causa del déficit aumentarán las tarifas de los servicios de la JCE; Germán dijo que la Suprema no podrá instalar más de cien tribunales y Ray Guevara señaló que el TC no podría ejercer bien su función si no cuenta con los recursos necesarios.

Las declaraciones de Cedeño de Fernández, sin embargo, sorprendieron aún más: “vamos a incrementar  los subsidios si es la voluntad del presidente Danilo Medina”, afirmó al tiempo de indicar que el programa Progresando (el buque insignia que tanta popularidad le ha generado) no podría seguir funcionando.

A todos el presidente Danilo Medina les dijo que tendrán que “amarrarse los cinturones” y trabajar con lo  asignado. Para algunos funcionarios, acostumbrados al derroche, eso puede ser complicado. Sin embargo, son muchos los gastos que  pueden reducir. Desde viajes en primera y  personal innecesario hasta actividades que buscan promoción invidual. Toca institucionalizar el Estado. Y gastar, simplemente, lo necesario.