Escándalo de sexo afectaría a Bush

Escándalo de sexo afectaría a Bush

WASHINGTON (AFP).- El escándalo provocado por los avances sexuales de un legislador con adolescentes en el Congreso relegó a un segundo lugar la campaña del presidente George W. Bush para convencer a los estadounidenses de que estarán más seguros si votan por un republicano en las legislativas.

De aquí a las elecciones legislativas del 7 de noviembre, Bush prevé recorrer el país para deliberar un único mensaje: cinco años después de los atentados del 11 de setiembre, que acaban de ser conmemorados, Estados Unidos es un país más seguro y así debe continuar. Pero para ello, los conservadores republicanos deben permanecer en el Congreso.

Pero la estrategia minuciosamente orquestada por la Casa Blanca sufre los embates de un escándalo sexual, con revelaciones cada día más inquietantes, protagonizado por el ex legislador republicano Mark Foley.

El jueves la comisión de ética de la Cámara de Representantes anunció la apertura de una investigación sobre el escándalo sexual que golpea duramente a las filas republicanas.

Larry Sabato, experto político de la Universidad de Virginia, define el escándalo como el “regalo” hecho a los demócratas “en el peor momento posible” para los republicanos y Bush: “Lo último que seguramente pretendían (los republicanos) en octubre era hablar de un escándalo sexual”.

Mark Foley dimitió el viernes pasado luego de que salió a la luz pública unos mensajes que él envió a pasantes del Congreso con incitaciones sexuales.

Pese a que su abogado aseguró que no hubo ningún tipo de contacto con los jóvenes, cada día se revelan detalles más escabrosos del asunto, protagonizado por un legislador que había hecho de la lucha contra el abuso sexual contra menores su caballito de batalla.

Las presuntas andanzas de un legislador tomaron un matiz más oscuro cuando varios medios de prensa y políticos comenzaron a apuntar su mirada hacia el presidente republicano de la Cámara: ¿Acaso él no sabía nada del asunto o intentó esconder la verdad?

“En un sentido, podríamos decir que esto desvía oportunamente la atención del libro de (el periodista Bob) Woodward”, ironizó el experto Stephen Hess, del Instituto Brookings.

“Incluso la obra tan crítica del influyente periodista Bod Woodward quedó eclipsada por el escándalo Foley”, subrayó.

Los estrategas de la Casa Blanca habían cuidadosamente preparado su plan. Varios legisladores republicanos evitaban en los últimos tiempos mostrarse al lado del presidente Bush, cuya imagen hace evocar a los problemas de los últimos meses en Irak y el huracán Katrina.

Los discursos de Bush, cuya popularidad cayó en 2006 a niveles récord, sobre la “guerra contra el terrorismo” y los métodos utilizados en los interrogatorios a prisioneros de guerra, continúan en la palestra pública.

A un mes de las elecciones, Bush no se priva de atacar directamente a los demócratas, a los que tilda de “débiles” contra el terrorismo.

Pero el asesor presidencial Karl Rove así como otros acólitos del presidente no podían prever el escándalo Foley que relega “el mensaje de los republicanos” y del presidente, que fue desplazado de las primeras planas en los periódicos, opinó el experto Eric Davis.

“Esto va a desalentar a algunos conservadores que forman una parte de la base del Partido Republicano”, opinó Larry Sabato.

“Si todavía estamos hablando de esta historia el próximo 7 de noviembre (día de los comicios), significa que ellos (los republicanos) perdieron”, dijo Sabato.

La Casa Blanca no tiene de todas maneras mucho margen de maniobra. Bush dio esta semana un apoyo calculado al presidente de la Cámara, Dennis Hastert, que ha estado bajo presión por su manejo del escándalo.

“Lo mejor que puede hacer el gobierno de Bush, es trasmitirle a Dennis que debe renunciar”, opinó Davis.

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