Escándalos por corrupción lamen talón de Lula

Escándalos por corrupción lamen talón de Lula

Cuando Luis Inacio Lula da Silva, el presidente de Brasil parecía seguro de la reelección el 1 de octubre, su gobierno está siendo sacudido por otro nuevo escándalo por corrupción, que esta vez implica los ayudantes personales del presidente y el jefe de su partido, el izquierdista PT.

La oposición ha olfateado una oportunidad de último minuto para dañar el liderazgo del presidente en las encuestas de opinión y obligarlo a una segunda vuelta el 29 de octubre frente a Geraldo Alckmin, del centrista PSDB.

 “Este escándalo, definitivamente, llegó hasta la oficina del presidente”, dijo Raúl Jungmann, del PPS de oposición, líder de una indagación del Congreso sobre ventas fraudulentas de ambulancias a las autoridades locales.

Pero si la oposición cree que estas últimas revelaciones cambiarán las elecciones, probablemente estén subestimando la capacidad de los electores de descartar casi cualquier volumen de mal proceder en los políticos como poco más de lo mismo de siempre.

La complejidad del escándalo también dificultará que muchos electores entiendan. Surgió del llamado asunto de los “chupasangres”, en el cual docenas de miembros del Congreso están acusados de aceptar sobornos de una compañía llamada Planam, a cambio de la aprobación de enmiendas al presupuesto que permitieran la venta de ambulancias sobrevaloradas.

El escándalo ha ensuciado a muchos políticos entre los socios de la coalición del presidente, pero a pocos del PT o del PSDB. Los rumores de la semana pasada empezaron a circular, de que una bomba política estaba a punto explotar en el regazo del José Serra, el candidato del PSDB para la gobernación del estado de Sao Paulo. La explosión llegó en forma de un artículo de fin de semana en una revista que indicaba que él era beneficiario del “plan chupasangre”. Pero mientras la revista llegaba a los estantes, la policía ejecutaba arrestos que volvieron la fuerza del golpe hacia el PT.

Dos hombres vinculados al PT fueron arrestados en un hotel de São Paulo, con parte de los R$1,75 millones (US$800,000, £422,000) que estaban preparando supuestamente para pagar por un paquete de evidencias que incriminaría al señor Serra. (Por lo que se ha hecho público, las pruebas parecen inocuas) Un representante de Planam fue arrestado en el camino de reunirse con ellos con el “dossier”.

Interrogado por la policía, el hombre dijo que actuaba siguiendo órdenes de Jorge Lorenzetti, un miembro del comité de reelección del presidente (y su “churrasqueiro” ocasional), a su vez, instruido por Freud Godoy, el viejo guardia de seguridad y factótum del presidente, cuya oficina está cerca de la del señor Lula en el Palacio Planalto. Ambos individuos niegan cualquier proceder indebido, pero renunciaron a sus puestos.

Más daño se produjo cuando otra revista escribió que el comité de reelección había ofrecido material que podría debilitar la candidatura del señor Serra. Ricardo Berzoini, presidente del PT y administrador de la campaña del señor Lula, quien admitió tener conocimientos previos de la oferta, renunció al puesto de campaña el miércoles.

El señor Lula da Silva, quien está bajo investigación por las autoridades electorales por alguna participación en el asunto, defendió al señor Berzoini ayer, diciendo que no cree que haya estado involucrado en corrupción y que solo lo había reemplazado porque necesita terminar su campaña de reelección sin distracciones.

 “No eliminé a Berzoini porque crea que él es culpable o esté involucrado”, dijo el señor Lua da Silva en el programa Bon Dia Brasil. “Es porque, solo con 40 días para las elecciones, no puedo tener un administrador de campaña que vaya a pasarse 10 días respondiendo preguntas sobre un documento”.

Un director del banco gubernamental Banco do Brasil, también renunció.

Al mismo tiempo, la policía ha solicitado la prisión de Antonio Palocci, el ex ministro de Finanzas que renunció en marzo, después de haber estado implicado en un escándalo por separado.

Todo sirve como un recordatorio del caso “mensalão, bajo el cual líderes del PT supuestamente sobornaron miembros del Congreso para obtener su apoyo.

Cuando la primera oleada de acusaciones por corrupción golpeó al gobierno hace 18 meses, el impacto en la popularidad del presidente fue severo. Pero a finales del año pasado, los politólogos lo descartaban por inelegible.

Sin embargo, el señor Lula da Silva ha demostrado ser hábil para distanciarse de los escándalos -dice que fue “traicionado”, aunque no dice por quién- mientras le restaba importancia, y sugería que su gobierno no es peor que otros.

Mientras tanto, la baja inflación y los generosos programas de transferencia de ingresos han mejorado considerablemente la vida de los pobres, los electores naturales del presidente, la mayoría de los que votan.

“La interpretación de la corrupción bajo Lula es que los políticos todos son lo mismo, por lo que es mejor buscar los que nos van a dar un poquito más”, dice Fernando Gabeira, un congresista por el Partido Verde.

Dado que las encuestas de opinión indican que el presidente pudiera perder unos 7 millones de votos -más de 10% de su respaldo- y todavía salir reelecto en la primera ronda, puede tener poco motivo de preocupación.

Pero el asunto pudiera generar daños. El señor Lula da Silva habló recientemente de la necesidad de conciliación entre el gobierno y la oposición para preparar el terreno para un crecimiento más rápido durante su segundo mandato.

Sin embargo, Ricardo Nablat, un comentarista político, advierte: “Este escándalo es muy serio, menos por el daño que le hará a la campaña de Lula, que por lo que implicará en las negociaciones para consolidar el próximo gobierno y empezar a trabajar el próximo año”. 

VERSION IVAN PEREZ CARRION

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