Observando las denuncias y búsqueda de protagonismo en el sonado caso de corrupción del Senasa por parte de los máximos dirigentes del PLD y la Fuerza del Pueblo, cualquiera que no viva aquí ni conozca la historia reciente de los últimos 25 años, pudiera pensar que los denunciantes representan al sector más pulcro, ético y honrado de nuestra sociedad.
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No concebiría que los hoy autoproclamados paladines de la anticorrupción, arrastran desde sus gestiones gubernamentales, un largo listado de expedientes como el de la SundLand, Odebrecht, los Super Tucanos, el peaje sombra y otros grandes casos de corrupción, en manos del Ministerio Público, por miles de millones de pesos, y que involucran a varios de los más encumbrados funcionarios de los pasados gobiernos del PLD.
Que conste, las denuncias de corrupción debidamente sustentadas contra cualquier funcionario de este gobierno u otro del futuro, deben ser bien recibidas por una sociedad hastiada de ver cómo muchos políticos buscan llegar a los cargos públicos para lucrarse junto a sus familiares y allegados, de los fondos del erario. Me permito sugerir a los partidos de oposición que utilicen a voceros que no se hayan lucrado, inmoralmente, de los grandes actos de corrupción de los gobiernos peledeístas de Leonel y Danilo.