Escepticismo

Escepticismo

Para nadie es un misterio que nacionalmente estamos en tiempos arduos, donde los problemas concretos y reales, sobre todo continuados, no se solucionan con oratoria serena ni boches dirigidos, menos con teoría ni explicaciones, sino hay que enfrentarlo adecuadamente con responsabilidad y sin dilación exasperante, por lo marcadamente notoria y persistente la ausencia creciente de los servicios imprescindibles por parte del estado (transporte, agua, luz, salud, etc).

Abrumados por el colapso de los servicios públicos y principalmente inquietos por la situación monetaria plena de incertidumbres, y también preocupados por la creciente inflación, los dominicanos nos hacemos una serie de preguntas atormentadas. Como no hay mucho de que sentirnos satisfecho, el pesimismo es un sentido generalizado. Así mismo el escepticismo que nace de la imposibilidad de encontrar prontas soluciones a nuestros males, amenaza con convertirse en el signo de nuestros tiempos.

Pero no menos cierto es, que estas precariedades le solivianta el ánimo al más manso y paciente de los ciudadanos…Exigir crear nuevos impuestos para normalizarlo parece que el fin del mundo se está acabando. Si una nación para pagar sus deudas tiene que condenar sus hijos a la miseria sumergido en el caos de la desesperación roza en los sarcástico. No es hipérbole afirmar, que esa irresponsabilidad administrativa extendida y consentida debe generar una consecuente y justa protesta en las urnas del 16 de mayo, por el engaño de todas las promesas no cumplidas.

Estamos inmersos en una ola de confusión. Cuando las inquietudes sociales se agudizan, cuando reina la confusión y hasta la desesperanza, los pueblos suelen abrazarse a sus más enraizadas creencias, particularmente la religiosa, como un medio de buscar la fortaleza necesaria para luchar. El pueblo Dominicano no es una excepción. Y sus creencias religiosas siempre han sido una reserva espiritual donde encuentra las energías necesarias para salir de sus mas difíciles etapas de adversidad.

Quizás ahora más que ningún otro período de nuestra historia se hace necesario que los dominicanos hagan de este tiempo próximo a la celebración provechosa de la pascua de cuaresma, la reservas espirituales que desarrollen la fuerza vital, para ayudarnos a vencer nuestras dificultades y desventuras presentes, y trazar el camino hacia un futuro más promisorio.

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