Esclavos de sus propias mentiras

Esclavos de sus propias mentiras

JOSE BÁEZ GUERRERO
Quien quiera creer que los dominicanos discriminamos a los haitianos, por no considerar siquiera la estúpida acusación de que los esclavizamos, sólo tiene que visitar cualquier barrio marginado de Santo Domingo u otra ciudad del país, para apreciar cómo los ciudadanos de la tierra de François-Dominique Toussaint Louverture y Jean-Jacques Dessalines, en su mayoría inmigrantes ilegales,  conviven con los ciudadanos de la patria de Duarte compartiendo miserias y pobreza de la manera más equitativa y democrática.

La meditación me vino cuando leí que en la prens del jueves que una de las empresas de la familia Vicini, propietaria de empresas en casi todos los giros del comercio y la industria dominicanas, declaró el miércoles que la película “El Precio del Azúcar” (‘Price of Sugar’), un documental producido y dirigido por Bill Haney, contiene “por lo menos 45 incidentes difamatorios” en contra de la República Dominicana, de la industria azucarera nacional y del Consorcio Azucarero de Empresas Industriales (CAEI), perteneciente a esa familia.

La película difamatoria será presentada el 17 de mayo en París, Francia, y es parte de una campaña que busca presentar a la República Dominicana como nación que esclaviza a los inmigrantes haitianos. Este sería el único caso en la historia de la humanidad en que cientos de miles de ciudadanos voluntariamente emigran de manera ilegal a otro país para someterse a esas condiciones de esclavitud, sin que la opinión pública se preocupe más por la situación del país del cual huyen que por la condición de la nación que generosamente los acoge.

La prensa dice que los Vicini han contratado a la firma de abogados Patton Boggs, de Washington, para advertir legalmente al productor del documental, Bill Haney y a su productora, Uncommon Productions, que la exhibición pública de esa película constituiría una difamación en perjuicio de la familia Vicini, de su empresa la  Corporación Azucarera de Empresas Industristriales (CAEI), su otra empresa Cristóbal Colón C. por A. y la industria azucarera de la República Dominicana en general.

“No puede ser que haya total impunidad para aquellos que, con malicia y premeditación, levantan falsos testimonios, tergiversan las imágenes para mostrar una realidad ficticia, la cual puede causar daños irreparables al Grupo Vicini, a la industria azucarera y a la República Dominicana en general”, indicaron los abogados de los Vicini. Es un hecho conocido que más de un millón de haitianos viven en la República Dominicana, la mayoría como inmigrantes ilegales, y trabajan en áreas urbanas en la construcción, el turismo, y el comercio, y en los campos en la agricultura.

A mí me indigna que extranjeros desconocedores de la seriedad y dedicación de los Vicini, y de sus aportes a este país, pretendan enlodar a esa familia o a toda la nación dominicana, sencillamente porque varios grupos de presión dentro de los Estados Unidos y en Europa quisieran que sus ideas pre-concebidas coincidan con la realidad.

Si los Vicini han tenido ninguna o mala prensa dentro del país, quizás se ha debido principalmente a que la modestia natural del jefe de ese grupo empresarial familiar, don Juan B. Vicini Cabral, lo ha mantenido alejado de los focos de la atención pública. Pero como habrá de resaltarse en algún momento cuando la historia se escriba, pocos capitanes de industria del país han arriesgado tanto, ni puesto más empeño, en la consolidación de la democracia, la creación de oportunidades de desarrollo para los pobres, y la defensa de la mejor dominicanidad, como ese extraordinario hombre que se deja llamar por quienes le admiramos por el nombre de don Gianni.

Hay innumerables ejemplos de lo que digo, pero baste señalar por ahora que, su ejemplo al ir soltando las riendas de sus amplios negocios a sus hijos Juan y Felipe, es inusual en el ambiente empresarial dominicano, y que las posiciones que les ha tocado asumir, han sido no sólo de palabra, sino también con el bolsillo, como en el caso de la banca, algo excepcional en países como el nuestro.

j.baez@codetel.net.do

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