El escritor Jimmy Hungría mostró preocupación por la inoperancia de la Ley del Libro y de Bibliotecas, que dice es letra muerta. Critica que los propios estamentos gubernamentales violan esa legislación con el cobro de impuestos a los libreros cuando esa ley lo que establece es una serie de incentivos para la promoción del libro.
Dijo que son violadores de esa ley las direcciones de Impuestos Internos y de Aduanas y el Instituto Postal Dominicano. Calificó como una tragedia lo que sucede con las librerías Mateca, Thesaurus, América, Alejandría y otras. Dice que eso ocurre de manera irónica después de que se promulga una ley que ha debido provocar un efecto contrario, es decir, el surgimiento de más librerías y de bibliotecas populares. Luis Luna, de librería Luna, vende su negocio con todo y local ya que no puede con los préstamos y los impuestos.