Y sucederá que si obedeces diligentemente al SEÑOR tu Dios, cuidando de cumplir todos Sus mandamientos que yo te mando hoy, el SEÑOR tu Dios te pondrá en alto sobre todas las naciones de la tierra. Deuteronomio 28: 1
Dios está interesado en que conozcamos Su voluntad. Por eso nos habla a través de Su palabra; en sueños, profecías, visiones, para que la hagamos y nos vaya bien en todo. Pero a pesar de Dios disponer todo para darse a conocer y entender, preferimos seguir haciendo nuestra voluntad y no la de Él. Sin embargo, al final los hechos hablarán por sí solos, porque los resultados son infructuosos.
Lo peor es que el tiempo invertido jamás se recuperará, dejando de ser bendecidos por no someternos y obedecer al que sabe todas las cosas y las hizo antes de que naciésemos. Pero así es la mente del hombre; se resiste, porque siempre quiere hacer lo que le gusta o considera que es lo mejor.
Aunque lo que Dios nos diga parezca inexplicable o incomprendido, no dejemos de hacerlo, porque nuestra mente es muy pequeña comparada con la de nuestro Creador, y no tenemos la capacidad de entender lo que Dios está diciéndonos.
Abraham no entendió cuando Dios le dijo que le entregara a Isaac en sacrificio. Pero aunque no entendió, obedeció, y el resultado fue glorioso. Oigamos a Dios y obedezcamos para que nuestra vida esté llena de Su gloria.