En nuestros días se reclama que la democracia (conjunción de los términos griegos “demos” y “kratos”, “poder del pueblo”). se dote de más inclusividad y representatividad. Aunque nadie dice como.
Uno de los peores vicios de la democracia lo apreciamos crudamente en las recientes elecciones celebradas en la isla china de Taiwán. El presidente electo, Lai Ching-te, es proclamado con 40% de los votos favorables a pesar de que el 60% votó en contra. Fue posible por no existir la segunda vuelta.
Siendo vicepresidente de la actual mandataria del Partido Democrático Progresista – PDP -, de insostenible aspiración independentista, la elección pretende ser interpretada, desde algunas capitales, como prueba de que el pueblo votó por la continuidad.
¿Qué dijeron realmente los votantes? En 2020 el PDP obtuvo el 57% de los votos; en 2024 perdió 17 puntos; en 2020 obtuvo 8,17 millones de votos, pero en 2024 sólo 5,59 millones: perdiendo casi 3 millones de electores. Un mensaje de censura contundente. En el parlamento de 113 escaños, en 2020 ganó 62, clara mayoría, pero en 2024 solo 51, no tiene mayoría. De una participación del 75% en 2020 cayó al 72% en 2024, la segunda mas baja de su historia.
Tanto el Partido del Kuomintang –KMT- como el Partido Popular de Taiwán– PPT-, 33,49% y 26,46% de votación respectivamente, casi 60% del total, son partidarios de negociar con Beijing. En el parlamento el KMT obtuvo 52 escaños mas tres de aliados.
Días previos a las elecciones los vuelos desde Shanghái, Shenzhen y Beijing ciudades que acogen a los empresarios taiwaneses radicados y con inversiones en China volaron repletos de ejecutivos para votar en contra del PPD al que ven, con sus pretensiones, una amenaza a sus intereses. Consecuentemente, en el distrito financiero de Taipéi ganó el Kuomintang.
El presidente electo que China considera un “provocador” y el New York Times lo califica como “peligroso”, emitió un mensaje demagógico: “Esta campaña ha mostrado al mundo la insistencia democrática del pueblo taiwanés. Espero que se haya entendido al otro lado del estrecho de Taiwán; agregando que “solo el diálogo y el intercambio pueden reducir el riesgo de conflicto.
Evidentemente los taiwaneses, bajo crisis económica y viendo el desastre en que han puesto al mundo, han comenzado a ponerse en camino hacia el seno de la Madre Patria y reinsertarse en la grandeza milenaria de su gran país.