Escuela con 1,300 estudiantes a punto desalojo

Escuela con 1,300 estudiantes a punto desalojo

Los 1,319 estudiantes de la Escuela Básica Unida 27 de Febrero están a punto de ser desalojados de los ocho locales en los que reciben docencia ya que la Secretaría de Educación no paga el alquiler desde el año 1998.

Aunque lo más probable es que les permitan terminar el año escolar, que está al punto de finalizar, la directora del plantel, Eusebia Francisco, teme que no encuentren dónde iniciar el próximo.

«La principal necesidad que tenemos aquí es la planta física, nosotros no tenemos un local fijo, trabajamos en ocho locales alquilados que desde el año 98 la Secretaría no paga. Pasó la gestión del gobierno de Leonel, no lo pagaron; pasó la gestión del PRD y no lo pagaron; nos van a echar para afuera».

Al hablar de las dificultades que tienen los locales, Francisco resaltó que los locales en los que trabajan son muy pequeños. A esto se unen los problemas que se derivan de una escasa ventilación e iluminación.

[b]DOS PROMESAS SIN CUMPLIR[/b]

Ahora que las autoridades educativas cambiarán, Francisco recordó que durante su gestión como Secretaria, Ligia Amada Melo de Cardona visitó la escuela y prometió construirles una nueva. La promesa, lamentablemente, nunca se cumplió.

«En la gestión pasada del PLD, doña Ligia Amada vino aquí con la esposa del presidente del BID y hasta lloró delante de los niños y les prometió que al año siguiente iba a iniciar el año escolar en su escuela nueva. Ella dijo que les iba a construir su escuela y nos estuvo recibiendo hasta un día antes de las elecciones (del 2000) pero no logramos nada».

Esta, sin embargo, no es la única promesa que se ha perdido en el camino: el 30 de noviembre del año 2000 Milagros Ortiz Bosch, vicepresidenta y secretaria de Educación, les ofreció construirles un politécnico. «Ella tampoco hizo nada. Aquí estamos de promesa en promesa y no nos cumplen. Por favor, que hagan algo, que se apiaden de estos niños que necesitan una escuela urgente. Todos los gobiernos que llegan nos prometen y no nos cumplen».

[b]UN RECORRIDO POR EL LUGAR[/b]

Aunque nunca ha funcionado en un local propio, la Escuela Básica Unida 27 de Febrero tiene 33 años de fundada. Ahora, cuando sus alumnos están casi en la calle, esperan que las autoridades se acuerden de ellos.

Mientras eso sucede, vale saber en qué condiciones se imparte docencia. Para comenzar, todos los locales son tan pequeños y calurosos que cualquiera que dure mucho tiempo en ellos tiene problemas para respirar.

Los espacios que tienen techo de zinc, por otra parte, se mojan completamente en cuanto llueve; los agujeros en el techo permiten la entrada de agua.

El mobiliario, como si el tiempo no hubiera pasado nunca, presenta a las antiguas butacas corredizas, dobles, en las que los niños de otras épocas tomaban clases. Las menos viejas tampoco están en buenas condiciones.

Concentrarse, en esta dividida escuela, también es otro problema: las aulas están demasiado pegadas unas de otras, lo que hace que el ruido sea tan constante como incómodo. El exceso de alumnos, además, pone las cosas más difíciles.

Así, con estas características comunes, se trabaja en los locales de la Escuela Básica Unida 27 de Febrero, una centro que vive codo a codo con una cañada, con el desagüe de un barrio y con la incertidumbre de que pronto podría perder hasta sus locales.

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