POR CARMEN MATOS
Los casi 1,200 alumnos que asisten a la Escuela Parroquial Paz y Bien del sector Capotillo reciben docencia en medio de lamentables condiciones de infraestructura y hacinamiento que, junto a la carencia de profesores, interrumpe su proceso de aprendizaje.
El centro de estudios, que funciona desde hace 45 años, está dividido en cuatro locales, en el que uno supera las malas condiciones del anterior.
Entre estos, figura el salón de asambleas de la Parroquia Paz y Bien, donde se ubican cuatro de las 15 aulas de la escuela.
Allí los pisos llenos de hoyos, techos de zinc parcialmente perforados, las mal olientes letrinas y materiales de construcción regados por doquier, son características de la edificación.
Al margen, casi la totalidad de alumnos que egresa en el octavo curso, aprueba con buenas calificaciones las Pruebas Nacionales que realiza la Secretaría de Educación.
Así lo afirmó el profesor Osvaldo Rodríguez, que tiene 30 años impartiendo docencia en el centro y que atribuyó la efectividad de los aprendizajes a que han inventado mecanismos para dar clases, en medio de las deplorables condiciones físicas.
Lamentó que en su experiencia ha escuchado muchas promesas de reconstrucción que no han pasado de ser palabras.