La escuela Rafael Kasse Acta, del municipio de Los Alcarrizos, está literalmente rodeada de problemas.
A su derecha tiene varios pozos sépticos de residenciales vecinos; a su izquierda funciona un taller de mecánica y pintura, detrás hay una amplia cañada y al frente está la calle Duarte, vía principal de la localidad, cuyo tráfico fluido y bullicio entorpece la docencia.
A estos se agrega que los nueve maestros de la tanda matutina no cobran desde hace nueve meses, a pesar de las promesas. En igual situación están las dos conserjes y el portero.
Como explicó el profesor Giordano Sánchez, la comunidad se cansó de esperar respuesta y amenaza con paralizar las clases. La denuncia que arriesga el cierre del año escolar de los más de 500 niños inscritos.
El recorrido. Los libros no se juzgan por su portada. La frase se comprueba en el caso de la escuela Rafael Kasse Acta, ya que la imagen que presenta la destartalada fachada del plantel se queda corta ante su precariedad.
Funciona, desde 2004, en un local alquilado que era de un colegio. Tiene techos de zinc, paredes de blocks y pedazos de playwood que dividen los cursos.
La primera aula con que se topa el visitante es la del nivel inicial y primer curso. El piso tiene hoyos, que han provocado la caída de maestros y alumnos y, al llover, el salón se convierte en una piscina de lodo.
Para el resto del estudiantado, esos son los privilegiados. Y tienen razón.
El acceso a las demás aulas está limitado a unas peligrosas escaleras.
Ninguna de las demás salones tiene puertas ni ventanas, y las que no tienen una salida de un pozo séptico dentro, les toca la cisterna o son alcanzadas por el mal olor de la cañada.
Ciertamente, a medida que se desciende, la pestilencia se hace más penetrante, y es casi imposible llegar al patio sin una mano tapando la nariz y boca.
En sus palabras. No es de sorprender que para los 13 profesores de la escuela sea todo un reto intentar enseñar a sus alumnos. La profesora Hipólita Mota, del primer curso de básica, confiesa que se ve obligada a sacar a sus alumnos fuera del aula, incluso varias veces al día, cuando sube el mal olor de la cañada.
Los estudiantes son sin duda los más afectados, ya que como dijo Yuleisy Avila, de octavo curso, se siente incómoda por la contaminación a su alrededor, además siempre que llueve nos despachan, dijo.
El pesar de los padres es que en ocasiones sus hijos llegan a casa a media mañana y les preocupa que pierdan tanta docencia. Así lo expresó Estervina De la Cruz, madre de un alumno del sexto curso.
Las claves
1. El reclamo
Los nueve profesores afectados iniciaron la tanda matutina atendiendo el pedido de la comunidad y la promesa de las autoridades del Distrito Educativo 15-01, de que serían nombrados por concurso.
2. Piden un descenso
Piden que técnicos de la ministra Josefina Pimentel visiten el centro y se percaten de la situación, ya que aseguran que desde el distrito 15-01, no tramitan la denuncia.
3. Otro pedido
En lo que va del año, tres alumnos han sido atropellados al salir, por lo que los maestros solicitaron además que al centro se les asignen agentes de la Policía Escolar.