Al inicio de la actual gestión de gobierno del presidente Danilo Medina, el Sistema Dominicano de Instrucción Pública estaba conformado por más de 7 mil centros docentes atendidos por 68 mil maestros casi todos titulados de universidades y de institutos superiores. Un porcentaje considerable de ellos había realizado estudios de posgrado, aquí o en el exterior. Y de los más de dos millones de niños y adolescentes que cursaban estudios en los niveles inicial, básico y medio, los realizaban en escuelas públicas. La escuela dominicana era (hoy, lo es más) predominantemente pública. Sólo una minoría de niños de edades comprendidas entre los cinco y catorce años cursaba estudios en colegios privados.
La imagen pública relativa a la calidad de la enseñanza que se ofrecía en las escuelas del país ha experimentado en los últimos meses un cambio radical debido al aumento considerable de las partidas presupuestarias dedicadas a la instrucción pública y a la puesta en práctica de parte del Ministerio del ramo de un conjunto de proyectos como el de capacitación y formación docente, el de revisión curricular, el de construcción de miles de aulas, entre otros. Un total de 880 mil estudiantes serán incorporados a la tanda extendida durante el año lectivo programado a iniciarse en agosto próximo. A todos se les proporcionará uniformes, libros, mochilas y demás utensilios. También, todos los días, esos escolares disfrutarán de desayuno, almuerzo y merienda, por lo que ha de esperarse que disminuya el número de estudiantes de colegios privados. No se trata de una competencia desleal de parte del estamento público en perjuicio del privado como opinan unos que otros dueños de centros docentes, sino de un sano y beneficioso intento del gobierno del presidente Danilo Medina encaminado a que todos, los más y los menos, tengan acceso a una educación de calidad. De continuar haciéndose lo que se ha venido haciendo para reformar nuestro Sistema de Instrucción Pública, a la vuelta de unos cuantos años, la República Dominicana figurará entre los contados países de la América española que disponen de excelentes escuelas públicas a las cuales todos puedan acceder.
En la actualidad, nuestras escuelas públicas, además de estar servidas por profesores más calificados, disponen de una infraestructura de superior calidad que la de los colegios privados. En los últimos meses, la imagen pública relativa a la calidad de la enseñanza que en ellas se ofrece ha variado. Ya las gentes, especialmente las de clase media, han comenzado a apreciar el valor y la importancia de las escuelas públicas y a considerarlas como un sitio ideal para la formación y capacitación de sus hijos.
La educación es un fenómeno complejo que posee una dimensión de carácter individual. Del desarrollo de las capacidades de cada persona deriva su aptitud para comprender la realidad social de su entorno y para situarse ante ella de forma crítica. Esa dimensión individual se desarrolla en el marco de una realidad comunitaria. Por ello, en el esfuerzo que los gobiernos y las sociedades hacen en favor de la educación se prefigura y construye el futuro de los países.
En muchos países del mundo, los colegios estándares, como los hay aquí, suelen coexistir con las escuelas públicas de igual o superior calidad. Por lo que es de esperarse, que una vez concluido el proceso de reforma de nuestro Sistema de Instrucción Pública que se lleva a cabo, los padres de familias que prefieran que sus hijos estudien en colegios de altos estándares cubran el costo de una educación selectiva al extremo. Los gobiernos que para entonces rijan los destinos del país no tendrán que financiar, como en muchas ocasiones lo hicieron sus antecesores, las veleidades burguesas de gentes pobres que en la escogencia del lugar donde sus hijos habrán de formarse asuman actitudes propias de gentes ricas. La educación, cuando se les ofrece a todos en condiciones homogéneas de calidad, tal y como lo señala el Art. 63 de la Constitución de la República, es base y fundamento de la anhelada igualdad entre todos los hombres que habitan el planeta.