Escupir para arriba

Escupir para arriba

JOSÉ ANTONIO MARTÍNEZ ROJAS
Los países del denominado primer mundo, Grupo de 8 o super desarrollados, encontraron hace mucho las fórmulas o recetas para mantener sumisos y obedientes a los del tercer mundo o subdesarrollados. Crearon, bajo el alegato de ayudar a que estos superen los estados calamitosos que muchos exhiben, organismos internacionales.

De ese modo, surgieron el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Agencia Internacional para el Desarrollo (USAID), Banco Europeo (BE) y muchas otras que sería prolijo enumerar por la diversidad de tópicos y materias que abarcan. Por supuesto, la mayoría de ellos cubiertos por diferentes sombrillas, tales como: la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea (UE).

¿Qué tienen en común todas estas instituciones? Los principios morales, jurídicos y económicos que enarbolan. En primer lugar tienen como norte la no prestación de recursos a países que mantienen un alto grado de corrupción entre los miembros de las clases dirigentes. Es así cómo numerosos préstamos para el desarrollo de una nación pobre, han sido desaprobados por la única condición de tener un gobierno en donde la corrupción campea por sus fueros. Sin embargo, los países miembros que aportan los recursos para el otorgamiento de los créditos para el posible desarrollo de un país pobre determinado, se creen exculpados por esta «generosa» acción de analizar sus propias estructuras internas. Así hemos visto, cómo primeros ministros de Italia, Reino Unido, Francia, España y hasta del que se creía impoluto, el Japón, han cometido actos reñidos con la moral y las leyes y se han visto en la obligación de renunciar y algunos, como sucedió en el Japón, hasta se suicidaron después de haber sido descubiertas sus fechorías. Por supuesto, el gran Coloso del Norte, nuestro mayor socio comercial, no ha estado exento de estas nimiedades.

Cuando los primeros ministros, o funcionarios encumbrados de uno de estos países del primer mundo tienen un interés personal en cualquier tipo de negocio internacional, disfrazados muchas veces de «ayudas», las operaciones casi siempre se ven coronadas por el «éxito», salvo los casos excepcionales cuando la prensa se hace eco de las maquinaciones de los que detentan el poder para hacer una realidad tal o cual proyecto. En ese tenor no escapa el caso de la compra a la Boeing Corporation de California, Estados Unidos de América, de contratos para el Gobierno de Japón, que debido a las comisiones por debajo de la mesa, hicieron saltar al primer ministro. Señalamos este caso particular, por entender que Japón se consideraba una autocracia perfecta encarnada en la figura del Emperador del Imperio del Sol Poniente.

En nuestro país, el desenfreno ha tocado las puertas de varios gobiernos, sin que hasta ahora se haya llegado a una leve sanción, si exceptuamos la prisión que sufriera el ex presidente Salvador Jorge Blanco, quien fue llevado a juicio por el entonces presidente Joaquín Balaguer, contra el cual tampoco se presentaron cargos por los escándalos de la Hydro Québec, en donde veinte y pico de millones de dólares, después de pagados a esta compañía los esfumó en su provecho, sin haber realizado el compromiso asumido. Un caso muy similar sucedió con la Smith & Enron, en la cual se le pagó a esta empresa la electricidad instalada, no la consumida. Por supuesto, la misma nunca llegó a generar la que registró como instalada. Tenemos el caso de los autobuses de Onatrate, luego de la Omsa. El plan Renove y los vehículos denominados «pollitos». El último escarceo es el Peme. Todavía los responsables del desfalco no han sido condenados y el dinero no ha podido ser restituido a las arcas del Estado. Esto es dar pábulo para que los contribuyentes evadan sus obligaciones fiscales. Esgrimen «para que se lo roben los políticos, me quedo con mi dinero».

El Banco Mundial (BM) ha sido últimamente la piedra de escándalo de una acción que ha consternado al mundo, no sólo porque el destituido ha sido un fiel colaborador del presidente George W. Bush, sino, porque contrario a lo que han hecho los grandes ejecutivos que con donaire han renunciado, éste se aferró a su cargo hasta que lo destituyeron. Es preciso señalar que el BM es de los organismos que preconiza la moral y sataniza la corrupción a niveles de los gobiernos a los cuales presta. Sin embargo, su cesanteado presidente Paul Wolfowitz, a su novia Shaha Riza para favorecerla con un descomunal aumento de sueldo, la trasladó a la sección del Oriente Medio, lo cual generó una crisis de liderazgo y puso en duda los preceptos morales de lucha contra la corrupción que han tenido como estandarte. Esto en buen dominicano significa «escupir para arriba». Los países del tercer mundo tienen ahora elementos para enrostrarle a estos farsantes, proveedores de dinero, gobiernos deshonestos, que sus intenciones no son las de ayudar al bienestar general de sus pueblos, sino a mantenerlos maniatados para que sirvan a los fines y propósitos de los gobernantes de los países hegemónicos del mundo. Cuando se tiene techo de cristal, no se pueden tirar piedras en los alrededores.

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