Al momento de decorar un espacio es ideal crear lo que llamamos punto focal. Esto no es más que hacer un llamado de atención a un área en particular creando un enfoque para que la decoración no luzca sosa o aburrida.
Para crear este punto focal observemos los detalles de la habitación escogiendo algún atractivo, ya sea un ventanal o una pared amplia a la que se le puede sacar provecho. Aclaremos que tener un área donde se cree una especial atención no significa que cause ruido. Debe estar en armonía con el resto de la decoración en lenguaje y estilo.
Podemos usar los elementos ordinarios de la estancia como punto de atención, como un sofá, un cuadro o una lámpara, un espejo… en fin, podemos usar como punto focal una pieza.
En una sala, por ejemplo, un gran espejo de marco llamativo puede funcionar, igualmente una composición de cuadros o fotografías a las que coloquemos una luz dirigida para acentuar con iluminación.
El color es una herramienta efectiva para crear puntos focales, una pared en que coloquemos un papel tapiz o un color llamativo es excelente idea. En una sala colocar una alfombra que rompa con la paleta de colores que ya tenemos o la tapicería estampada de unas butacas.
Recuerda que todo va a depender del estilo completo del área, pues si tienes mucho color resulta que un sofá blanco será el punto focal.
Puedes lograr un punto de atención en el dormitorio, pues la cama es por excelencia la protagonista, prueba con algo de color en la pared del cabezal o en unas cortinas llamativas si tienes colores claros e incluso un cambio de material en la cabecera de la cama puede crear un contraste interesante.
La mesa del comedor es un interesante punto si es diferente a las sillas en material o color. En el recibidor, una repisa de metal o de espejo ayuda a dar protagonismo.
La regla de oro es el equilibrio, el punto o pieza focal va a estar por encima de los demás elementos, pero hay que guardar la concordancia con la decoración completa.