La estrategia fundamental occidental contra un “Nuevo Orden” es la fragmentación nacional de sus protagonistas globales. Cuando lo decía, producto de un análisis geopolítico provocaba dudas, pero al indagar he confirmado que, al menos para Rusia, la acción no es nueva.
Está muy claro que con China se utiliza la posible independencia de Taiwán, Hong Kong, Xinjiang, la provincia más grande y rica de China, más las viejas conspiraciones contra el Tíbet chino, pretendiendo distraer a China. Sin embargo, no logran evitar el robustecimiento de una China inevitable.
Contra Rusia la estrategia es antigua, renovada ahora con ufanes ucranianos. En la Federación Rusa conviven cientos de etnias: chechenos -en los 90 intentaron crear un emirato-, rusos tártaros, armenios, kazajos, uzbekos y cientos más. Muchos están asentados en territorios propios y varios organizados en repúblicas autónomas con parlamentos propios y lengua cooficial. Desde hace mucho en varias capitales hablan de “descolonizar” a Rusia, una superpotencia nuclear con 18 millones de kilómetros cuadrados, el doble de EEUU. Sueñan con dividirla fomentando el surgimiento de repúblicas más pequeñas que sean más dóciles.
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En junio de 2022 la comisión de seguridad de EEUU y Europa sentenciaba en una conferencia que “descolonizar Rusia era un imperativo moral y estratégico”. Una oficina de la OTAN publicó un informe señalando que esperan ver a Rusia dividida internamente para 2033 ya sea “por medio de una guerra civil, una explosión social o cualquier otro motivo”. Durante la Guerra Fría estimularon movimientos separatistas.
En 1997 el tenebroso Zbignew Berzinsky exasesor de seguridad nacional de Jimmy Carter, propuso promover la división de Rusia, por obra y gracia de su Espíritu Santo, en tres repúblicas definidas como una europea, otra siberiana y una del Lejano Oriente para así limitar su potencial y “liberar sus recursos naturales”. Igualmente, Dick Cheney, vicepresidente de Bush, aducía que con ello Rusia dejaría de ser una amenaza. Robert Gates, exsecretario de Defensa, en sus memorias de 2014 expuso la misma idea.
Días atrás el jefe de la oficina de Zelensky dijo que «es una pena que no todos los países comprendan … tanto la naturaleza de esta guerra como las consecuencias de un final equivocado de la misma, y por qué Rusia debe dejar de existir como lo hace hoy”.
Ciertamente para Rusia el problema no solo es de seguridad sino existencial.
¿Cómo reaccionarían si se hablase de “fragmentación” de EEUU, España, Reino Unido, Francia u otros?