Esfuerzo, perseverancia y austeridad jalonan carrera Manuel Arsenio Ureña

Esfuerzo, perseverancia y austeridad jalonan carrera Manuel Arsenio Ureña

POR ELADIO PICHARDO
El esfuerzo, la perseverancia y la austeridad han hecho del empresario Manuel Arsenio Ureña uno de los mejores ejemplos de progreso empresarial en el país, por lo que su exitosa carrera en la “universidad de la vida” así lo demuestra.

Al ofrecer su conferencia ayer como invitado del mes de “Las Cátedras de Liderazgo Empresarial Funglode”, en la sede de la Fundación Global, destacó que aprendió desde muy temprano que una empresa es una red de relaciones humanas y que según sean esas relaciones, así irá la empresa.

Expresó que constantemente habla con sus hijos de sus ejemplos, pidiéndoles aprender cómo no sólo mantuvieron el nombre de la familia, sino cómo también supieron adaptar las empresas a los tiempos y crecer con las reglas del juego y respetando las leyes.

“Ellos muy bien pudieron haber dilapidado la herencia dedicándose a vivir como ricos, pero trabajaron sin descanso para aprenderse el oficio, ayudar las empresas a crecer, modernizarlas y competir dentro de las leyes del país y del mercado abierto”, dijo, al resaltar que esas son lecciones valiosas para los jóvenes empresarios y para los que serán en el futuro.

Tal vez los activos de sus empresas, manifestó, no llegan a los RD$750 millones, y que el consorcio que preside está formado por dos empresas: “Manuel Arsenio Ureña CxA” y “Camelia Agroidustrial, S.A.”.

El empresario José Luis Corripio, presidente del Grupo Corripio, y José León Asensio, presidente del Grupo León Jimenes, participaron en la primera y segunda cátedra empresarial, respectivamente, mientras que la tercera correspondió al empresario venezolano Gustavo A. Cisneros.

Al rememorar su adolescencia, Arsenio Ureña expresó que cuando tenía 14 años de edad su hermano Toribio le ofreció empleo en Santiago ganando dos pesos semanales en un pequeño negocio de provisiones. “Trabajaba los siete días de la semana, del amanecer al anochecer, excepto los domingos que cerrábamos a la una de la tarde”.

Agregó que esos dos pesos alcanzaban escasamente para mantenerse con austeridad, pero que forzando la austeridad al límite “sin comerme un caramelo” pudo pagar los estudios en la Academia Santiago, donde asistía por las noches.

Explicó que esos conocimientos, los que cada día valora con intensidad, marcaron su destino como un futuro empresario de éxito, reiterando que sin comerse un dulce, dondequiera que veía una oportunidad de invertir lo hacía. “Ya casado, mi esposa y yo decidimos montar un tarantín en la avenida Valerio, en Santiago, el que llamamos con orgullo Almacén de Provisiones”.

Con relación a la importancia de tener calidad en el servicio que se ofrece, dijo que coincide con el principio que mencionó en su conferencia, en ese mismo escenario, el empresario Corripio Estrada, de que “todo negocio debe ser beneficioso para las dos partes”.

Expresó que sin empleados no hay empresa y que un trato justo a éste, con deferencia, y con oportunidades de superación, es una de las mejores inversiones que una empresa puede hacer para asegurar su presente y construir su futuro.

Arsenio Ureña, quien además es vicepresidente del consejo de directores de la Asociación para el Desarrollo de Microempresas (ADEMI), afirmó que construir una empresa exitosa es un trabajo arduo, y que en este proceso “mi esposa Camelia y yo no descansamos, y tampoco nuestros hijos”, ya que según entiende, el trabajo incansable no tiene sustituto en el camino del éxito empresarial. Al tocar el punto de la austeridad, explicó que el papel para lograr el éxito en la vida empresarial es la austeridad personal, y señaló que muchos empresarios nuevos, o que han heredado empresas, tienden a querer disfrutar de los beneficios antes de producirlos, descapitalizándose ellos y sus negocios.

“Somos de raíces agrícolas. Somos de los dominicanos que creemos en la necesidad de que se cultive la tierra; de que la tierra sirva para crear fuente de empleos y para producir divisas”, dijo.

A través del Plan Sierra, el cual ha apoyado por más de 20 años, ha comprado tierras abandonadas para asentar familias pobres que se han convertido en pequeños empresarios agrícolas.

Insistió en que su compromiso para cumplir con la responsabilidad social que le corresponde ha sido siempre al límite de afectar el funcionamiento de sus empresas, pero que su satisfacción ha sido muy grande.

Aseguró que hace ese recuento no porque quisiera que se reconozca el esfuerzo de una empresa mediana en el área de la responsabilidad social, sino para enviar un mensaje de que no importa de qué tamaño sea la empresa, ya que siempre es posible cumplir con una cuota de responsabilidad social.

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