Eso no puede ser

Eso no puede ser

La historia es difícil porque siempre queremos comparar, y el pasado, como dijo Shakespeare, es prólogo. Aunque el prólogo sirve como introducción lo importante es el hoy, piedra que se coloca en el edificio para construir una Patria mejor. Colocar datos frente a datos permite ver, procesar, discutir.

Lo que siempre está vigente, aunque algunos o muchos los irrespeten, son los principios morales. Quizá por esa vía se pueden establecer comparaciones.

Siempre provocó que se enarcaran las cejas, cuando se nos vendió aquello de que algunas vez se amarraron los perros con longaniza. Ahora hay poca  longaniza aunque haya más perros, algunos de cuello y corbata.

Creo que era Ortega y Gasset quien señalaba que sin aviso previo, un día cualquiera, los miembros de una generación se daban cuenta de que había surgido otra generación que la sustituía en el quehacer diario. En algunos casos la generación anterior se siente  preterida, incomprendida.

En ocasiones, la generación anterior se pregunta si valió la pena el conjunto de esfuerzos, sacrificios, trabajos realizados persiguiendo ideales que aún falta por alcanzar.

Cierto es que la actitud política de un pueblo depende de las fuerzas que se oponen a su progreso, a su bienestar. Esas fuerzas que se oponen al progreso a las que hay que vencer.

A lo largo de nuestra historia núcleos intelectuales, patriotas  o revolucionarios, han logrado concitar la atención del pueblo y se extienden esas ideas, los reclamos, se trabaja en una dirección hasta que se desemboca en una  nueva situación.

Muchas veces actuamos en contra de, en busca de, pero parece como si el tiempo transcurriera sin que nos percatemos de ello.

 Quizá los esfuerzos y tareas han sido de tal dimensión que no tuvimos tiempo de trabajar para construir un camino, un lazo,  para que las generaciones siguientes lo transiten.

El mensaje era el ejemplo, pero parece que no bastaba. La prédica era la conducta, pero parece que no bastaba. La palabra plena de sabiduría no era escuchada.

Entonces, la nueva generación irrumpió en la historia con muletas podridas que permitieron  las peores distorsiones y desviaciones.

Cuando desaparecieron del horizonte las jornadas de lucha por la libertad y la democracia; cuando llegó la hora de la distorsionada igualdad; cuando nos dimos cuenta de que muchos entraban a la historia por la puerta de atrás, el país comenzó a cambiar para peor.

No sé, no entiendo dónde se quedó el espíritu de lucha y la capacidad de protesta, parece que la individualidad, la soledad, nos llevan a ser una nación de borregos… y eso no puede ser.

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