Romántica, la ciudad se ha hecho a la oscuridad. De repente volvimos a los peores tiempos. Los apagones se han intensificado y, con ellos, llegan las excusas peregrinas. Para algunos, incluso, la falta de energía no es más una ilusión; una de las tantas percepciones que, como la delincuencia, se gestan en el imaginario popular.
Las razones no encajan. Ayer el director de comunicaciones de Edesur, Rafael Grullón, decía por ejemplo que no había crisis de energía pero reconocía que los sectores 24 horas (es decir, todo el día) están teniendo “interrupciones” de una y dos horas (algo que minimiza) porque tienen que redistribuir la energía ya que existe un déficit de 200 megas.
En torno a los demás sectores, Grullón afirma que están acostumbrados a recibir su energía a determinadas horas. Por tanto, a juzgar por sus palabras, como siempre tienen apagones no hay que hablar de ello.
Pero los apagones, dijo Grullón al ser entrevistado por Manuel Quiroz en El Despertador, también son provocados por el hurto de energía. “El problema de la energía eléctrica no está en los transformadores nada más ni en las redes, está en la mente; para una gente generar un fraude eléctrico tiene que generarlo primero en la conciencia”, afirmó.
Así las cosas, tras escuchar a Grullón, me quedé con la impresión de que los apagones son casi producto de nuestra imaginación: ¿qué pasa con que se quede sin energía dos horas cuando tiene, con suerte, las otras 22? ¿Cómo exige usted, si ha tenido apagones toda la vida, que eso mejore? ¿Acaso no sabemos que todos tenemos que pagar por el robo de unos cuantos? Alguien que apague a Grullón.