El expresidente de la Federación Nacional de Productores de arroz, (Fenarroz), Oliverio Espaillat Bencosme, advirtió que si la Cámara de Diputados no aprueba, en la legislatura que se inicia el 16 de agosto, el proyecto de Ley de Semillas, tras la aprobación del Senado, podría poner en peligro la seguridad alimentaria del país en un tiempo no lejano.
Señaló que debido a esa situación ya muchos productores de diferentes rubros agrícolas, especialmente el arroz, están corriendo el riesgo de quedarse sin material de alta calidad, porque no hay garantía de que las semillas existentes reúnan las condiciones necesarias.
Dijo que un gran número de personas comercializan de manera irregular e irresponsable las variedades investigadas y certificadas por empresas, que sí invirtieron sumas cuantiosas de dinero, y tiempo para obtener materiales de alto rendimiento.
También consideró urgente la aplicación del reglamento de la Ley 450-06 que está engavetado en el Ministerio de Agricultura desde hace varios años.
“En pocas palabras, ahora impera el irrespeto y la burla en el negocio de semillas certificadas, siendo el más perjudicado el productor, ya que paga por una semilla ausente de calidad y de cuidado, por eso los productores de arroz queremos garantía de que la semilla que usemos sea certificada, esto solo lo conseguimos con la aprobación de la Ley 450-06 y su reglamento, esto garantiza calidad de la cosecha’’.
Dijo que además de la tecnología, el uso de semillas adecuadas constituye un elemento de mucha importancia a la hora de analizar la rentabilidad de cualquier producción, en especial en el sector arrocero, el cual es uno de los más perjudicados por esta situación, por lo que consideró que quien ataca el uso de semilla certificada ataca la producción nacional y, por ende, la seguridad alimentaria.
En tanto, calificó de muy delicada la situación del sector arrocero porque los altos costos de producción combinados con el precio de venta del arroz en cáscara han obligado a los productores a vender el cereal a precios muy por debajo de lo establecido hace siete años, lo cual se refleja en que la rentabilidad del productor se ha esfumado.
Dijo que el productor arrocero dominicano está obligado a ser competitivo en la producción.