Espaillat Nanita miente

Espaillat Nanita miente

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Entonces Rafael trató de convencerlo: “Mira Francis, tú sabes que después de treinta años de dictadura, después del golpe de Estado al primer gobierno constitucional que se elige en el país, este pueblo no le tiene fe a los militares; por bien intencionados que seamos, si damos un golpe de Estado para hacer una Junta Militar, este pueblo no va a creer que nosotros tenemos intenciones de dar elecciones y, además, piénsalo… Será el primer ejemplo en América que lo que los militares le quitaron, los militares se lo devuelvan. ¿Tú sabes, Francis, qué ejemplo será para América y para el mundo, que los militares dominicanos demos un contragolpe para devolverle al pueblo su gobierno?”
Pero Francis no cedía en eso e insistía en lo mismo: “Rafael, yo me meto contigo si es para dar un golpe y formar una Junta Militar, que la puedes presidir tú mismo, que dé elecciones en un tiempo prudente y que Juan Bosch venga, haga su campaña y si él gana, bien, pero no para reponerlo nuevamente en el poder”.
Entonces Rafael se echó para atrás y le dijo: “Mira Francis, esto lo vamos a hacer contigo o sin ti. Si nosotros en esta misión perdemos la vida, no nos pesará ni a nosotros ni a nuestros hijos porque consideramos que lo hacemos por una causa justa, honesta. Si triunfamos, te llamaremos a colaborar y tú serás nuestro Jefe de Policía, porque tú eres un hombre honesto de los que necesita el país”.
Cuando Rafael terminó de hablar había tocado las fibras sensibles de Francis quien se paró del asiento y le contestó: “Está bien, Rafaelito, cuenta conmigo. Donde tú mueras, muero yo”.
Está mintiendo Espaillat, puesto que tanto la viuda del coronel Fernández como su primo Cucho Rojas cuentan los hechos de manera clara; sin embargo, en la declaración que hace Espaillat en el periódico Diario Libre del 14 de mayo se atribuye a sí mismo la incorporación de Caamaño en la conspiración. Dice que: “… se reunió en tres ocasiones hasta que logró convencerlo de unirse al movimiento constitucionalista”. Sigue diciendo: “Caamaño no creía en eso (en el movimiento). Él estaba bajo la influencia de su padre, el general Caamaño, que estaba propiciando lo que surgió como de las alternativas que era una junta militar”. Pero todos sabemos que, en el relato más arriba citado, de un testigo clave, como es Cucho Rojas Fernández se establecen las circunstancias y condiciones en la que el héroe y jefe militar del proyecto enrola al coronel Caamaño.
En su injusta calificación y acusación al Coronel de abril, Espaillat descubre en el libro de Claudio Caamaño una actitud oscilante, y/o vacilante que lo lleva a establecer un diagnóstico psiquiátrico sobre el héroe sacrificado en Caracoles, de bipolaridad. En verdad, parece que Espaillat guarda un rencor muy grande sobre Caamaño, que lo lleva a obnubilar su siquis para tomar un errado camino que lo conduce a las mentiras, la manipulación, el invento y la calumnia.
La acusación no cesa en el rejuego de la supuesta bipolaridad, sino que la lleva a la de delator y traidor, Se olvida que, en el mismo libro de Claudio, este cuenta lo que sucedió cuando fue a buscarlo a la embajada del Salvador y de ahí fueron a su casa y es en ese momento que lo llaman para que fuera a la embajada americana. Caamaño no acude, simplemente lo llaman. Se olvida también Espaillat, y no lo quiere decir que una vez en la mencionada embajada el coronel Caamaño mandó al carajo a William T. Bennett. Bajó la escalinata y le dijo al coronel Gerardo Marte Hernández «Macho, coño vamos al puente a morirnos» y así con toda su valentía y decisión se fueron a vencer o a morir.
Salir con esa burlesca acusación es algo insólito en un hombre que como Espaillat tiene sus méritos, pero tira su dignidad al suelo con las patrañas absurdas y mentirosas que ha declarado. El coronel Caamaño no era ni fue un hombre de la talla de «pedir cacao», tal consideración es una falta de respeto y desconsideración a un hombre que demostró coraje y valor para enfrentar a las tropas del país más poderoso de la tierra.
Ni delator ni indiscreto. Fernández enrola a Caamaño en diciembre del 64 y todo ese año fue de lucha y movilización contra el régimen y se dieron muchos casos de indiscreción, pero ninguna delación o indiscreción salió de la boca de Caamaño, pues este era un hombre muy difícil de cometer tales acciones, por su formación militar y familiar. Él era un guardia muy chivo, hasta el punto que cuando Cucho fue a visitarlo de parte de Fernández y le dijo que eran primos, este le pidió la cédula para verificar si en verdad eran primos.

Las posiciones represivas que adoptó Caamaño antes de su conversión a hombre del pueblo, la borraron con sus acciones heroicas por la libertad de su pueblo.

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