Con la venta hecha el pasado lunes por el Fondo de reestructuración ordenada bancaria (FROB), la salida del Estado de las entidades nacionalizadas deja hasta la fecha un reguero de 31.000 millones de euros en ayudas irrecuperables, informa el diario El Economista.es.

Se había adelantado que la factura que tendrá que afrontar el Estado por el rescate de Catalunya Banc no se cierra con su venta.

El coste final para el contribuyente dependerá, en primer lugar, del precio final que pague BBVA por la caja catalana, por la que ha ofrecido un máximo de 1.187 millones de euros.

Además, el FROB cubrirá tanto a BBVA como al fondo Blackstone, que adquirió la cartera de hipotecas basura de Catalunya Banc, ante una serie de costes futuros. El organismo, según informó ayer, estima que este gasto ascenderá a unos 285 millones.

Para sofocar la mayor crisis bancaria que se recuerda, el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) ha inyectado 61.495 millones de forma directa en capital desde 2009.

“Pero el auxilio no se quedó ahí. La cantidad excede los 62.100 millones cuando se agrega el coste probable de garantías que ha tenido que expedir el organismo para evitar que Unicaja diese al traste con la fusión de Caja España-Duero y para asegurar el éxito de la venta de Novagalicia y Catalunya Banc”, indica la publicación.

Entre las tres esperan un impacto adicional de 628 millones por los blindajes ofrecidos al comprador frente a eventuales pérdidas en litigios con las preferentes, rupturas de acuerdos en bancaseguros o con la Sareb.

La factura es incluso superior y se va a 70.000 millones de euros si se añaden los 7.888 millones en pérdidas esperadas en carteras protegidas por el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), si bien este último tramo correría a cargo de la banca y no el Erario público.

“Y frente a ese esfuerzo continuo, ¿qué reversión se ha producido?, se pregunta el diario. La respuesta es la reversión ha sido de apenas el 3% de lo comprometido.

Solo Caixabank ha devuelto íntegros los 977 millones de euros otorgados a la absorbida Banca Cívica en ayudas.

Mientras que Banesco comprometió 1.003 millones de euros por Novagalicia y BBVA hasta 1.187 millones por Catalunya Banc, pero cuando se depuran los avales que han acompañado las operaciones, el saldo final para el Estado empequeñece.