MADRID (AP) España buscó ayer terminar una creciente disputa con Venezuela que comenzó cuando el rey Juan Carlos instó al presidente de la nación sudamericana a se callara en la sesión de clausura de la Cumbre Iberoamericana realizada en Chile.
El canciller Angel Moratinos manifestó que se necesitaban menos gestos y más medidas para aliviar las tensiones, un día después que el presidente venezolano Hugo Chávez advirtió que vigilaba de cerca las acciones de las compañías españolas en su país.
En un desayuno con políticos, diplomáticos y periodistas, Moratinos dijo que España permanecerá en calma, firme, y defenderá sus intereses sin provocar más tensiones.
Moratinos explicó que su gobierno, aguantará todo lo necesario sin llamar a consultas a su embajador en Venezuela, Dámaso de Lario, y sin adoptar ningún otro gesto innecesario de protesta que pueda repercutir negativamente en los empresarios y en los españoles que residen en Venezuela.
Las tensiones comenzaron el sábado en la Cumbre Iberoamericana, cuando Chávez acusó al ex presidente del gobierno español José María Aznar de respaldar un golpe de estado que lo sacó brevemente del poder en el 2002, y en varias oportunidades lo calificó de fascista. El actual presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, le pidió a Chávez que fuera más diplomático y respetara a los otros líderes.