España busca lugar de élite en el mundial

España busca lugar de élite en el mundial

POR MARIO ARVELO, HÉCTOR MOLINA Y ARTURO PEÑALÓ
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El Reino de España es un estado de lo más interesante: una nación (o conjunto de naciones) donde podemos encontrar ancestrales divisiones de lengua, de cultura y, como no podía ser de otro modo, de fútbol. Los equipos principales son el emblema de cada ciudad, principalmente si hablamos de la capital federal, que está representada por el mítico Real Madrid “aunque en ella existan conjuntos de larga tradición, como el Atlético de Madrid y el Rayo Vallecano” y, por otro lado, de la capital catalana, la cual se enorgullece de ser el hogar del poderoso Barcelona y, para compensar, también es sede del Espanyol.

Los cotejos tanto de las diferentes divisiones de la Liga (especialmente la Primera División, en la cual sólo el Real Madrid y el Barcelona han permanecido desde siempre, sin haber jamás descendido) como de la Copa del Rey, han sido el vehículo que han utilizado los españoles para dirimir las diferencias en todos los ámbitos desde antes de la guerra civil que desangró al país entre 1936 y 1939. Esta situación en gran medida ha permitido la construcción de grandes estadios, que se han convertido en escenarios de gala por los que han desfilado a lo largo de su historia, figuras de la talla de Alfredo di Stéfano, Ferenc Puskás, Johann Cruyff, Diego Armando Maradona y Romario, quienes han contribuido a que la Primera División española sea una de los más importantes “sino la más” de Europa y del planeta.

Esta suerte, sin embargo, no se ha extendido hacia la selección nacional, que a pesar de haber participado en once fases finales, su mejor resultado hasta ahora ha sido el cuarto lugar conseguido en Brasil 1950. Se trata de un resultado modesto para el poderío del balompié español, frustrando una y otra vez las legítimas aspiraciones de sucesivas generaciones de atletas y técnicos que han debido obtener mejores resultados en el clásico cuadrienal, sin mencionar la amargura de una fanaticada que entiende merecer “desde hace ya mucho tiempo” que su seleccionado levante la ansiada Copa del Mundo.

Una vez la liga profesional quedó establecida en 1928, España comenzó a sistematizar una vasta tradición futbolística que se remonta a las provincias vascongadas de finales del siglo XIX. Desde el legendario arquero Ricardo Zamora, quien brilló a principios del siglo XX, pasando por el interminable Telmo Zarra, recientemente fallecido, y llegando a la actualidad del inmenso Raúl González Blanco, España ha tenido grandes exponentes del balompié internacional, nómina de luminarias que sugiere la mejor suerte que han debido tener los de la península en los certámenes mundiales.

Dicho lo anterior, la furia española tuvo que sufrir en ruta a la clasificación para la Copa Mundial de Alemania 2006, al conseguir su pase en el penúltimo momento: a los de camiseta roja les tocó un grupo en el que, a priori, lucían como favoritos, debiendo enfrentar a verdaderos rellenos como San Marino y Lituania, además de las selecciones de dos países balcánicos, una (Serbia & Montenegro) con mayores esperanzas que la otra (Bosnia & Herzegovina). Bélgica, que puede complicarle la vida a cualquier país, completaba una liguilla en la cual los observadores coincidieron en que los españoles comandarían sin sudar demasiado. Sin embargo, España “que no perdió ni un sólo partido” se metió en problemas empatando cinco veces y cediendo el primer puesto del grupo, y con ello el visado directo a tierra teutona, a los serbio-montenegrinos. La repesca, sin embargo, fue resuelta aplicando en el partido de ida un contundente 5-1 a Eslovaquia, de modo que la vuelta, cuya pizarra mostró un empate a un gol, fue puro trámite. Los héroes fueron tres atacantes de fino olfato goleador: Luis García (quien marcó tres dianas), Fernando el Moro Morientes y Fernando el Niño Torres, quienes cerraron la cuenta.

Es importante resaltar que, en su camino a Alemania, el equipo ibérico nunca ha perdido desde que tiene a Luis Aragonés como su seleccionador, sumando media docena de victorias y otros tantos empates en partidos oficiales, además de cinco triunfos y unas tablas en amistosos. A pesar de permanecer invictos, los rojos han tenido grandes dificultades para ganar, en parte debido a la inconsistencia de sus atacantes, que extrañan sin duda los pases de seda y la presencia determinante de un lastimado Raúl.

El técnico de pelo blanco ha revolucionado a la plantilla roja, imponiendo una rotación de jugadores con la cual ha hecho hincapié en la defensa y en el valor a la posesión del balón. Para poner en práctica este concepto, ha confiado el centro del campo a Xavi Hernández, Xabi Alonso, Francesc Cesc Fábregas y David Albelda (sobre cuya eficacia pesan serias dudas entre la hinchada), aproximación estratégica que gradualmente ha ido creando un grupo compacto que maneja los hilos del juego con solidez y precisión. En ese medio del campo, además de los mencionados, hay material de sobra en las piernas de Joaquín Sánchez, Rubén Baraja y Vicente Rodríguez, como para que Aragonés (y cuarenta millones de españoles) pueda, con semejante profundidad, incluyendo el banquillo, soñarlo todo.

En la portería España tiene un cancerbero de calidad universal en Iker Casillas, y se da el lujo de tener sentado en la banca a otro arquero que podría tapar los tres palos de cualquier campeón continental o mundial como titular intocable: Santiago Cañizares. Casillas permanece en el terreno por sus reflejos y condiciones atléticas, al tiempo que va ganando experiencia y madurez, todo lo cual es una especie de seguro de vida para la zaga ibérica. De todos modos, el gato Casillas tendrá por delante a dos tenaces defensores: Miguel “ngel Míchel Salgado y Carles Charlie Puyol, además de dos jóvenes prometedores, Sergio Ramos y Asier del Horno.

Si se recupera de la lesión que le hizo perder buena parte de la campaña de Primera División (y que probablemente sentenció al Real Madrid a ser eliminado de la Champions), el capitán Raúl deberá llevar las riendas del equipo sobre el terreno, acompañando (pero preferiblemente sirviendo) al niño Torres las ocasiones de gol que de seguro sabrá crear. En todo caso, desde el banquillo Aragonés estará atento para enviar a David Villa, Albert Luque, Morientes o García para coadyuvar a la causa castigando las mallas enemigas, con la ventaja de que el último de esta lista puede perfectamente jugar un poco más retrasado como volante ofensivo, condición deliciosa que comparte con José Antonio la Perla Reyes.

En conclusión, la escuadra española es favorita para alzarse con la primera posición de un grupo manejable, en el que podrá dominar a Ucrania apretando la defensa, y a Túnez y Arabia Saudita marcando goles. Los españoles tienen un gran equipo y probablemente llegarán, como casi siempre, a estar entre los ocho mejores del mundo.

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