¡España! como cambian los tiempos

¡España! como cambian los tiempos

JOSÉ ANTONIO MARTÍNEZ ROJAS
La Comisión Nacional del Cacao debía hacer acto de presencia para dos eventos internacionales que celebrarían en Accra, capital de Ghana, las dos organizaciones más representativas de la cacaocultua; a saber: la Organización Internacional del Cacao (IICO), y la Alianza de Países Productores de Cacao (COPAL) y a tal efecto, la embajada de ese país del Oeste africano había dado facilidades para que los participantes obtuviesen su visado en Londres.

Una vez conocidos los participantes, procedimos a tramitar el visado correspondiente para la representación dominicana, compuesta por: Idelfonso Medina, delegado alterno, Gregorio García, Director Ejecutivo de la Comisión y también delegado alterno; Isidoro de la Rosa, representante de los Grupos Asociados, quien de paso fue invitado directamente con todos los gastos pagos; y el que estas líneas garrapatea, en su condición de delegado y representante del señor Secretario de Estado de Agricultura, ingeniero Salvador Jiménez, ante el Consejo de Ministros de la COPAL.

Salimos para Accra por Iberia, vía la ruta Madrid Amsterdam Accra. Al llegar al aeropuerto de Barajas, primera escala, el aerobús llegó a la Terminal 4, un impresionante edificio pero mal indicado y peor distribuido y en donde el viajero debe tomar un tren para dirigirse a otra parte de la Terminal en donde se tomaría el vuelo de conexión para Amsterdam. Al parecer, como era la primera vez que utilizábamos esta moderna instalación pero bastante infuncional, nos debimos salir accidentalmente ya que súbitamente se nos pidió los documentos y los boletos de abordar, llevándonos la sorpresa, de que el inspector revisor nos indica, que estamos en territorio de la Unión Europea y que el señor Gregorio García Salazar no era poseedor de una visa Schengen y que por lo tanto debía dirigirse a una Terminal internacional. Después de una fuerte discusión, ya que alegábamos con propiedad, que dicho señor estaba en tránsito, ya que en dos horas deberíamos abordar el vuelo hacia Amsterdam, el Guardia Civil que hacía las veces de inspector nos prometió -ya que no pudimos seguir con el señor García porque perderíamos la conexión  que llevaría al integrante de nuestra delegación al lugar designado para tomar ese vuelo internacional. Con la franqueza que nos habló, pensamos que estábamos ante una persona bien intencionada, pero que va.

Los sinsabores y la vejación a la que fue sometido el señor García, no obstante este mostrarle el nombramiento expedido por nuestro Secretario de Estado de Agricultura, el visado de Ghana y el boleto de ida y vuelta, Santo Domingo Amsterdam Accra y viceversa, no tiene parangón con el tratamiento desconsiderado que se le otorga a los indocumentados de las pateras que atraviesan el Mediterráneo, ya que este ciudadano provenía de un país que había considerado a España como su Madre Patria. Creo que de continuar este tipo de desaire, es hora de quedarnos huérfanos y tratar con reciprocidad a los nacionales españoles, que no tienen la culpa de los actos denigrantes de estos descorteces funcionarios, que al parecer creen que todos los pasajeros son inmigrantes o delincuentes con deseos de penetrar ilegalmente en Europa, olvidando que hasta hace un poco más de cuatro décadas, los españoles eran los expatriados por excelencia tanto en Suiza, Francia, Alemania e Italia, así como en América Latina y el Caribe, en donde eran bien recibidos no obstante llegar con «una mano delante y otra detrás»; es decir, pobres de solemnidad y además exiliados del régimen de Francisco Franco de quién Trujillo era casi un adlátere y aplicar ambos una política de mano dura.

Estos funcionarios aduaneros españoles desmemoriados de nuevo cuño con altanería, prepotencia y despotismo rayano en la discriminación, no quisieron honrar un documento oficial emitido, nada más y nada menos, que por un Ministro de un gobierno unido por lazos entrañables a la «antigua Madre Patria». En los Estados Unidos por ejemplo, que tienen leyes migratorias más estrictas, cuando se presenta un caso como el anteriormente descrito, confinan al que va en tránsito en un lugar especial y luego un oficial de inmigración lo acompaña hasta la aeronave para que siga su ruta.

En el relato que acabamos de exponer se puso de manifiesto el embeleco del oficial actuante, el cual con saña, llevó a nuestro Secretario Ejecutivo a un cuarto en donde estaban hacinados, hondureños, nicaragüenses, ecuatorianos y de otras nacionalidades, en donde se pretendió enviarlo al África vía Londres, ciudad en la cual de seguro hubiese pasado otro mal rato, pero esta vez en idioma inglés. Al cabo de día y medio de detención forzada, el señor García optó por pedir que lo devolvieran a su país a donde arribó cuatro días después de su partida, sin poder asistir a las conferencias pautadas en Ghana y con una inmensa desilusión del país que supuso lo ayudaría a cumplir su misión.

Como cambian los tiempos y hasta los aires. Quién pensaría, que a un funcionario viajando en misión especial y con acreditación ministerial, se le podría dar este tratamiento correccional. Pero que importa, a España le ha confiado la Unión Europea el papel de gendarme y tamiz para los ciudadanos que provienen de América Latina y el Caribe. Hay que cribar los elementos peligrosos y al parecer el señor García fue calificado como tal.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas