España en el corazón, pero con pronóstico reservado

España en el corazón, pero con pronóstico reservado

Madrid (1936)

Madrid sola y solemne, Julio te sorprendió con tu
Alegría
De panal pobre: clara era tu calle,
Claro era tu sueño.
Un hipo negro
De generales, una ola
De sotanas rabiosas
Rompió entre tus rodillas
Sus cenagales aguas, sus ríos de gargajo.
(Pablo Neruda, “España en el corazón”.
Tercera residencia. Buenos Aires: Losada, 1961 [1947], p. 48.)

El emigrante

Joselito Jiménez, cantaor
(arte popular)

Yo soy un pobre emigrante
Y traigo a esta tierra extraña
En mi pecho un estandarte
Con los colores de España
Con mi patria y con mi novia
Y mi Virgen de San Gil
Y mi rosario de cuentas
Yo me quisiera morir.

Folgaba el rey Rodrigo
Con la hermosa Cava en la ribera
Del Tajo, sin testigo,
El río sacó fuera
El pecho y le hablo de esta manera:

(Fray LUIS DE LEÓN)

España, al igual que la Europa actual ha reproducido la Santa Alianza del 26 de septiembre de 1815 en contra de Napoleón, pero esta vez no son Austria, Rusia y Prusia contra Francia, sino los 27 países que forman la Organización del Tratado del Atlántico Norte (NATO), caso extraño, esta vez contra Rusia, 208 años después de aquellos acontecimientos. Estos 27 países cayeron, en la Guerra Fría, en la órbita del imperio de los Estados Unidos y desde esa fecha acá, el coloso del Norte no ha dejado de manejar los hilos de estos países tanto desde la Primera hasta la Segunda Guerra Mundial, cuando las dos bombas de Hiroshima y Nagasaki les dijeron al mundo de entonces: Cuidadito compay gallo, que si usted se rebela, esto que le pasó a Japón, le puede suceder a usted.

Y ese dominio y aprisionamiento de una Europa que se consideraba la reina del mundo hasta ese entonces, por más que pataleó (De Gaulle, Churchill) no pudieron impedir la irresistible expansión planetaria del imperio estadounidense, algo que se reforzó cuando la caída del muro de Berlín y la desaparición de la ex Unión Soviética y sus aliados socialistas cayeron en picada para no levantarse jamás y la nación del Norte comió sola con su dama en el tablero universal y estableció una relación unipolar con el mundo, un proteccionismo a ultranza y un antimultilateralismo que la llevó a enfrentar hasta hoy a las potencias que amenazan con desplazar la hegemonía momentánea de los Estados Unidos, muy maltrecha económicamente hoy y que solo se mantiene gracias a la emisión de dólares sin respaldo por todo el globo terráqueo y con una inmensa deuda que su poder internacional le da el derecho de no pagar.

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Este es el contexto en que se encuentra hoy no solamente Europa, sino América Latina, África y Asia con la globalización y el neoliberalismo que ya no convienen a los que los Estados Unidos para que dominaran el mundo y que inventaron los Milton Freeman, los Hayek, los Leo Strauss y una miríada de epígonos.

Si uno lee el poema entero de Neruda, “España en el corazón”, perteneciente al arte grande, no tiene dificultad en constatar que la España de hoy, hecha a la medida del dictador Franco con su monarquía fundada por una república y refrendada por los políticos hambrientos de poder, es un poco más, un poco menos, la España medio pobretona de Pedro Sánchez y los exprimeros ministros que la gobernaron después del Generalísimo. Es el mismo grito del arte popular de Joselito, el ruiseñor de España o de Luis Aguilé cuando cantaron en los años 50 “El emigrante”, ese emigrante que ha hecho a España después del cataclismo de Colón hasta recalar en las migraciones de pobretones canarios, asturianos, andaluces, extremeños y gallegos hacia el Caribe, América Central y del Sur hasta Norteamérica a finales del siglo XIX y masivamente después de la guerra civil, donde hoy, sin necesitar visa, copan el comercio, la industria, las universidades y sus departamentos de Español y Literatura y hasta algunas estaciones de televisión como CNN, pero siempre con la misma ideología de la guajira de José Menese, “Esa familia honorable”.

Metidos en el puño de hierro de los Estados Unidos en la guerra de Ucrania, las expotencias europeas se han vuelto un sebo y su antigua grandeza y dominio de los mares y los continentes se ha vuelto aguas de borrajas y sus gobernantes se inclinan sumisos ante los dictados del anciano Biden, quien al igual que los gobernantes estadounidenses de la Primera y Segunda Guerra Mundiales observaban desde Wall Street el derrotero del mundo mientras invertían su dinero y vendían sus armas mortíferas a los pobres países desarrapados de Europa que necesitaron de la muleta del Plan Marshal para saciar su hambre.

El panorama que se pinta en Europa, sobre todo en España, Francia, Italia, Grecia, Hungría y donde quiera que hay Gobiernos conservadores o de derecha es sombrío y excluyente de los sectores más marginados, pobres y juventudes sin acceso al disfrute de lo que la globalización y el neoliberalismo trabajaron para hacer más ricos a los ricos, como nos lo muestra palmariamente la revista Forbes y el narcisismo de los Elon Musk, Marc Zuckerberg y Bill Gates.

Es frente a este desastre europeo que han surgido revueltas como las de los chalecos amarillos y quemas de negocios, barrios y vehículos por montones en Francia, mientras que en Alemania, elevada a potencia mundial gracias a la inteligencia de Angela Merkel, ha perdido su rol dirigente en Europa occidental con la elección desastrosa de Olaf Scholz, quien no supo ni pudo mantener el legado de Merkel y el pobre Macron, presidente de Francia, creyó llegado su momento para llenar ese vacío, pero no tiene ni la inteligencia ni el coraje de De Gaulle y sus sucesores para tan tremenda tarea. Francia involucionó con la llegada de Sarkozy a la presidencia y no ha podido levantar cabeza, mientras al este y en la península escandinava se suceden los Gobiernos derechistas con tintes nazis, vergüenza otrora de la socialdemocracia bien entendida de Olof Palme, Uro Kekkonen y otros líderes de esa Península.

Por estas razones, observo que la España donde puse los pies por primera vez en 1972, luego de la elección de Pedro Sánchez al filo de la navaja por el margen de un voto de Podemos, pudo gobernar cuatro años sin sobresaltos y ni Pablo Iglesias, ni Íñigo Errejón ni Pablo Echenique, líderes de Podemos y luego de Unidas Podemos, fueron capaces de catapultar a su partido a escala de Vox, si bien los votos logrados por esta formación en el escrutinio anterior eran, en parte del desguañangue de Ciudadanos y como eran jóvenes inconformes con el Partido Popular, a él volvieron los votos que ni Albert Rivera ni la niña pretensiosa Inés Arrimadas supieron retener.

Las elecciones del 23 de julio son una constatación de que España va hacia la derecha y la ultra, al igual que Italia, Grecia, Hungría y el resto de los países subdesarrollados del Mediterráneo y Los Balcanes, los cuales todavía viven en un mundo mágico-religioso. Sobre todo España, conjunto variopinto de etnias ancestrales y que todavía, como lo apunta el poema de Fray Luis, no ha podido transformar el mito de la conquista musulmana y para tranquilidad de la conciencia se la atribuye a un chisme de falda: la violación de Florinda la Cava por don Rodrigo, rey a quien el conde don Julián entrega su hija para que sea dama de compañía de la reina en Palacio. Y despechado por la violación de su hija por parte de don Rodrigo, el conde le abre las puertas de la ciudad a los moros y a partir de esa traición lloran los españoles la pérdida de tu tierra durante siete siglos. Compadre, ¿Qué mito que tiene la piel dura!

El mundo mágico-religioso de “El emigrante” es el mundo mágico-religioso de España, quizá menos que en el País Vasco o Cataluña, regiones más industrializadas que han logrado un grado más de racionalidad que las provincias del Sur, cuyo subdesarrollo no se debe a la ideología del catolicismo, como creía Max Weber, para oponerles los países del norte de Europa, más desarrollados desde el punto de vista capitalista. Pero esta visión de Weber es puramente sicologicista, pues el desarrollo de un más se debe al esfuerzo de los sujetos y las clases sociales que dominan las fuerzas productivas y las relaciones de producción, de las cuales no son una criatura, como creía Marx, cuya teoría no tiene teoría del sujeto.

Luego de las elecciones del 23J, aunque el PSOE de Pedro Sánchez tenga más opción de formar Gobierno, esa opción vuelve a estar en el filo de la navaja si Junts se niega a pactar sin su reivindicación principal: autonomía y determinación, lo que amenaza con cortar garganta, pues entre PP y Vox suman más de 11 millones de votos, sin contar los de las otras formaciones de derecha o de centro que en las diferentes provincias les son afines. Y si por mano del diablo, Pedro Sánchez no logra formar Gobierno, es muy probable que su carrera de malabarista y estratega político haya terminado, aunque los partidos de izquierda y los independentistas no desean verse gobernados por el PP y los nazis de Santiago Abascal. Usted se imagina a Abascal de ministro de Interior. Todos los izquierdistas, los independentistas, las feministas y los LGTBIQ+ van para la cárcel o tendrán que salir despavoridos para Francia o Alemania, pues en Italia les esperaría lo peor. España es la analítica narrada por Xavier Domingo en Erótica hispánica: don Juan, toros, mujeres y vírgenes en todas las provincias, pueblos y aldeas con unos costaleros que creen en esos ídolos de porcelana inventados por artesanos y artistas astutos y sin miedo a la muerte como lo proclama el cante del preso de la Gomera: “Toítos le piden a Dios/la salud y la libertad/yo le pido la muerte/y no me la quiere mandar.”

Ese Gobierno hipotético, pero no imposible del PP y Vox se me parecería al inicio de lo que fue Hitler antes de tomar el poder en 1933. Habría su quema de libros, sus noches de los cuchillos largos y la estampa de los judíos en su ropa.

No hay incompatibilidad entre la ideología mágico-religiosa de todas las grandes ciudades de provincia, los pueblos y aldeas y la Iglesia católica que volvería a regir la vida moral de España, como en la época de Franco. La prensa misma, frívola, estaría preparada para legitimar un estado de cosas como el que pinto. Los intelectuales de España no han vuelto a ser, después del franquismo, lo que fueron los intelectuales de la república. No tendría, por lo tanto, ningún peso moral en un régimen de ultraderecha. En Europa entera el problema de los intelectuales es el mismo que en España y en América Latina: la cultura light les rige en todas las esferas de sus actividades y están dispuestos a transarse, pues desde la subida de Fidel Castro al poder, si no antes, no han disfrutado de las mieles del poder y a cada paso rememoran con nostalgia la época de los Darío y los grandes intelectuales del siglo XIX y principio del XX que ocuparon puestos de embajadores y cónsules generales en diferentes capitales de Europa y los Estados Unidos. Hasta Neruda estuvo de cónsul en un lejano país de Asia con la misión de acarrear las hojas de té para los obreros de las salitreras y las minas de cobre de Chile.

El pronóstico de España y de los demás países de Europa es de cuidado. El empuje y la presión de las migraciones africanas hay que verlos como la hambruna del mundo, pero al mismo tiempo como la venganza inconsciente contra el colonialismo en que dejaron hundidos hasta hoy en la pura miseria a esas naciones africanas. Rusia y China han desplazado, con la ideología de ganar-ganar y no implantar una hegemonía en esos países, sino un intercambio comercial, la ideología de ganar-perder que desarrollaron a su antojo las potencias colonialistas occidentales que hoy cosechan el odio que sembraron en aquellas naciones negras que se resisten a vivir en la miseria y la ignominia y contemplan por la televisión cómo viven los potentados o los plutócratas de las naciones colonizadoras.

Se respira hoy en todo el mundo de los países subdesarrollados y desarrollados un malestar cultural, económico, psicológico presto a explotar como un volcán de lavas dispuesto a barrer con la civilización capitalista que contempla con ojos de indiferencia y con un desprecio racista increíble a millones de seres que viven en la desprotección y la miseria. Se respira un ambiente y un aire de una lejana revolución que se acerca a pasos lentos, pero seguros. Y esa revolución no será socialista ni capitalista ni de partido único, pues ya esa experiencia ha sido vivida de sobra en todos los continentes.

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