POR LLESLIE CRAWFORD
Hasta que ETA, el grupo separatista vasco anunciara un cese al fuego permanente el miércoles pasado, era fácil descartar a español José Luis Rodríguez Zapatero por ser un líder de peso ligero. Después de todo, el señor Zapatero es un primer ministro accidental. Nadie esperaba que ganara las elecciones generales en 2004, pero los errores del gobierno del Partido Popular después de los sabotajes terroristas en Madrid lanzaron a los socialistas al poder tres días más tarde.

Antes de que llegara el comunicado de ETA, al señor Zapatero, de 45 años se le consideraba un idealista. Sus iniciativas en la arena internacional, como un “diálogo de civilizaciones”, respaldado por la Organización de Naciones Unidas, se convirtió en algo ridículo. En su país, con frecuencia se le presentaba como un prisionero de los nacionalistas vascos y catalanes, de cuyos votos dependía para mantenerse en el poder.  

Cuando el señor Zapatero empezó a hablar de “el fin de ETA”, hace casi un año, los escépticos descartaron la profecía como otra señal de su optimismo irreprimible. Pasaron meses y la única respuesta de la ETA fue poner más bombas. El pronóstico empezó a parecer más pensamiento mágico.

Sin embargo, la capitulación de ETA marca un punto de viraje para el señor Zapatero. Las negociaciones de paz serán una prueba inequívoca de sus habilidades de negociación y liderazgo. Las víctimas de ETA están nerviosas por las concesiones bajo palabra de que pudiera soltar a los asesinos entre ellos. Después de 38 años de violencia separatista, la reconciliación en el país vasco será difícil. Pero ya los españoles están empezando a ver a su primer ministro bajo una luz nueva.

“La declaración de ETA marca el inicio de un proceso muy complicado, pero yo creo que Zapatero tiene la capacidad de llevarlo adelante”, dice Josep Ramoneda, un filósofo y director del Centro de Cultura Contemporánea, en Barcelona. Él dice que ya el joven primer ministro español merece el crédito por haber llegado a este punto. “ha habido intensos contactos entre los socialistas y Batasuna (el ala política de ETA* en el país vasco. La Iglesia Católica y los nacionalistas catalanes también han desempeñado papeles claves. Se puede asumir con seguridad que los próximos pasos en este proceso ya se han decidido por adelantado”, dice el señor Ramoneda.

 “Zapatero fue subestimado como líder casi desde el principio”, dice David Mathieson, un asociado a FRIDE, un centro de estudios que asesoró a Robin Cook cuando era ministro de Exteriores de Gran Bretaña. “Sin embargo, todo lo que se ha propuesto hacer, lo ha logrado. Tiene una creencia al estilo Blair en sus propias facultades, y de ser capaz de llevar a las personas a su punto de vista, y hasta ahora, ha tenido éxito”. 

Al igual que Tony Blair, su homólogo del Reino Unido, el señor Zapatero llegó a representar el cambio generacional e ideológico dentro de los socialistas españoles plagados por la corrupción. Sus discursos están salpicados de referencias a la nacionalidad, la inclusión, la democracia, la importancia del diálogo y otras obligaciones respecto de los puntos de vista de sus opositores.

Para el macho español (y muchos machos socialistas veteranos) esto no eran más que tonterías. Pero el mensaje conciliador del señor Zapatero tocó una cuerda en el electorado, que ya se ha cansado de la política de confrontación de la derecha. A dos años del inicio de su periodo como premier, el señor Zapatero sigue siendo el político más popular en España. La desaparición de ETA le garantizaría un segundo mandato, además de un lugar en la historia. Esta posibilidad aterroriza a la derecha española.

“Habría una simetría satisfactoria si viéramos que un primer ministro que resultó elegido después de una enorme atrocidad terrorista erróneamente cargada a ETA, asegurara su reelección sobre la base del desmantelamiento de ETA”, dice el señor Mathieson.

VERSION: IVAN PEREZ CARRION