España y Cuba retoman el diálogo

España y Cuba retoman el diálogo

 LA HABANA (AP) — Funcionarios de Cuba y España comenzaron ayer una ronda de conversaciones en el marco de un diálogo político acordado recientemente en el cual se contemplan temas relacionados con derechos humanos, centro de conflicto entre los dos Estados en los años anteriores.

 La delegación española está encabezada por el director general de Política Exterior, Rafael Dezcállar y el embajador en La habana Carlos Alonso Zaldívar, quienes llegaron a la cancillería sin hacer declaraciones a la prensa.  El encuentro fue acordado en abril, cuando el canciller español Miguel Angel Moratinos visitó la isla y se relanzaron las relaciones entre ambas naciones. Entonces se informó que la delegación cubana estará encabezada por el vicecanciller Abelardo Moreno.

No hay constancia de la agenda de los funcionarios, pero La Habana insistió durante la gira de Moratinos en que se excluiría discutir sobre presos políticos.  El canciller Felipe Pérez Roque declaró entonces ante su colega español que no se trata de “presos políticos”, sino de “mercenarios que han recibido financiamiento para subvertir el orden” en Cuba y fueron sentenciados por el poder judicial. Sin embargo, representantes del gobierno español insistieron en contrario.

 Los roces entre Cuba y la Unión Europea tuvieron su clímax cuando los países del bloque, liderados por el gobierno del entonces presidente español José María Aznar, impusieron sanciones políticas a La Habana acusándola de violar los derechos civiles al detener en 2003 a 75 disidentes y enviarlos a los tribunales bajo el cargo de recibir dinero de potencias extranjeras para derrocar a la revolución. Posteriormente 16 de ellos fueron liberados por motivos de salud. 

En medio de este hermetismo y a puertas cerradas, las conversaciones están previstas para concluir el miércoles.  Ni la cancillería isleña, ni la Embajada de España estuvieron disponibles para hacer comentarios sobre las mismas.

 Mientras tanto entre los pequeños grupos disidentes internos –que no fueron entrevistados por Moratinos durante su visita– había expectativas dispares por el diálogo.

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