ROMA.- Juan Pablo II logró que sus médicos le permitieran abandonar el hospital el domingo antes de lo previsto, pero deber ser prudente y disminuir sus actividades, advirtieron el lunes varios especialistas en la prensa italiana.

«Yo le aconsejo descansar y hablar lo menos posible. No debe pensar en las audiencias», declaró a La Republica el profesor Corrado Manni, el anestesista-reanimador del equipo de médicos que le salvó la vida después del atentado del 13 de mayo de 1981.

El sumo pontífice partió el domingo de la policlínica Gemelli, donde había sido internado de urgencia el 24 de febrero, debido a problemas respiratorios. Fue sometido a una traqueotomía y le colocaron una cánula para ayudarlo a respirar.

Cuando regresó al Vaticano todavía llevaba dicha cánula, que lo expone a infecciones.

«Esa cánula no deber ser retirada a menos que el paciente ya no necesite ayuda respiratoria. En caso contrario, sería imprudente», explicó al Corriere della Sera el profesor Giancarlo Cianfrone, foniatra de la Universidad La Sapienza de Roma.

«Personalmente, yo hubiera preferido que permaneciera en el hospital una o dos semanas más», agregó.

En medio de todo ello, el Vaticano anunció el lunes que no emitiría un nuevo boletín sobre la salud del Papa, al señalar que la fase aguda de su más reciente crisis de salud ha terminado y que continuaría su convalecencia en su departamento sobre la Plaza de San Pedro.