Espectro de dictadura militar despierta en Bolivia

Espectro de dictadura militar despierta en Bolivia

Por Coco Cuba
LA PAZ, Mayo 26 (AFP) – Una proclama de dos oficiales de mando medio por la renuncia del presidente Carlos Mesa y el pedido de un líder sindical para la llegada al poder de un «militar honesto», agitaban el jueves el recuerdo de 18 años de dictadura militar en medio de la crisis política en Bolivia.

   Los tenientes-coronel Julio César Galindo y Julio Herrera -cuyo paradero este jueves es un misterio- pidieron el miércoles la cabeza de Mesa al tiempo de establecer que «existen aquí militares y civiles patriotas que estamos con un firme propósito de defender nuestra soberanía y la dignidad nacional».

   Aunque desautorizados por sus mandos superiores, los rebeldes -calificados por ellos como «troperos con prontuario» o «aventureros»- despertaron el fantasma de los regímenes de mano dura que gobernaron Bolivia entre 1964 y 1982.

   En este lapso, se sucedieron 10 gobiernos militares y tres civiles efímeros.

   Sólo en el septenio del general Hugo Banzer (1971-78), 200 personas perdieron la vida, 14.000 fueron apresadas o perseguidas por su ideas políticas y otras tantas fueron exiliadas, según cifras de grupos de derechos humanos.

   En el episodio actual, el comandante en jefe de las fuerzas armadas, contraalmirante Luis Aranda, calificó a los rebeldes de sediciosos y señaló que no representan el sentimiento de la institución armada.

   Sin embargo Herrera dijo que su ‘Movimiento Militar Generacional’ agrupa a «tenientes-coronel, mayores, capitanes y sargentos»  y a «civiles patriotas» decididos a gobernar Bolivia.

   «No creo que sean sólo dos los militares que estén sintiendo este descontento», señaló el analista independiente Jorge Lazarte, quien estimó la insatisfacción dentro de las Fuerzas Armadas pueden llegar a más miembros, «aunque no en los términos en que ellos (Herrera y Galindo) han formulado».

   La petición de los dos militares rebeldes había sido precedida por una declaración el martes del líder de la unitaria Central Obrera Boliviana, Jaime Solares.

   Este pidió sin ambages el relevo de Mesa por un uniformado.

   «Si hubiera un coronel o un general igual que (el presidente venezolano) Hugo Chávez no sería ningún delito», postuló el dirigente sindical.

   Solares, definido como un «paramilitar» por su propio compañero de lucha sindical, el cocalero Evo Morales, es acusado de haber colaborado con los servicios de inteligencia del régimen dictatorial que el general Luis García (1980-81).

   El recuerdo de gobiernos de facto en un país en cuya historia la estabilidad es nada más que una variable que intercala largos ciclos de inestabilidad, se agitó en momentos en que miles de manifestantes, principalmente indígenas y campesinos, acorralan a Mesa con andanadas de reclamos por la nacionalización del gas, la principal riqueza nacional.

   El sociólogo y ex militar Juan Ramón Quintana advirtió sobre las «tentaciones golpistas conspirativas» de algunos partidos conservadores y de radicales dirigentes civiles que por buscar a «un Chávez» podrían encontrar en «un Pinochet», el ex dictador de Chile.

   La historia boliviana de casi 180 años está signada por la recurrencia de golpes militares e inestabilidad política.

   Casi 60% de los 64 presidentes que gobernaron esta nación andina fundada en 1925 por los militares venezolanos Simón Bolívar y José Antonio de Sucre, han vestido uniforme.

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