Espeleólogos cubanos en cuevas dominicanas

Espeleólogos cubanos en cuevas dominicanas

POR DOMINGO ABRÉU COLLADO
Con el propósito de establecer con datos confiables la relación que pueda existir entre el arte rupestre del «estilo patana», de Cuba, y el arte rupestre existente en cuevas dominicanas, los espeleólogos cubanos Racso Fernández y Divaldo Gutiérrez han desarrollado una agitada campaña de visitación hacia algunas de las regiones caracterizadas por la abundancia de cuevas en la República Dominicana.

Las primeras cuevas visitadas por los espeleólogos de Cuba fueron las localizadas en la misma capital, Santo Domingo, donde visitaron la Cueva del Padre Collantes y unas 20 cavidades ubicadas en el farallón costero de esta ciudad, distante aproximadamente 1.500 metros de la costa actual.

Como contrapartida en la labor espeleológica, los espeleólogos contaron con la participación de miembros del Espeleogrupo de Santo Domingo, Inc., quienes practican la espeleología organizada desde su fundación en 1986 y son los autores del reporte de dichas cuevas, iniciado desde ese mismo año. El grupo de espeleólogos dominicanos estuvo compuesto por Andrales Abréu, Alfredo Roldán, Rodolfo Batista, Javier Baztán y Domingo Abréu.

Luego de la revisión de una parte de las cuevas del Distrito Nacional, los espeleólogos cubanos y dominicanos se trasladaron a la provincia Sánchez Ramírez, donde visitaron la cueva Hoyo de Sanabe, notable por la presencia en su interior de un conjunto de pictografías de altísimo valor por su particular diseño en la representación de figuras humanas, animales, actividades cotidianas, actividades rituales, máscaras y dibujos geométricos.

La cueva Hoyo de Sanabe fue reportada por los investigadores Dato Pagán Perdomo y Manolito García Arévalo en 1978.

El último sitio rupestre de importancia visitado por los miembros de la Sociedad Espeleológica de Cuba y el Espeleogrupo de Santo Domingo fueron las Cuevas de Borbón o del Pomier, donde recorrieron las cuevas número 1, 2 y 4, además de la Cueva del Puente o del Corral. Las Cuevas 1 y 4 fueron reportadas por Sir Robert Schomburgk, en 1851. En tanto, la Cueva No. 2 fue reportada por el profesor Dato Pagán, en 1976, y la Cueva del Puente o del Corral fue reportada por el sacerdote Tarcisio Villanueva, en 1955.

Las Cuevas de Borbón o del Pomier –55 cuevas– fueron incluidas en el Sistema de Áreas Protegidas de la República Dominicana en 1993, gracias al trabajo del Espeleogrupo de Santo Domingo para lograr su liberación de las concesiones mineras de calizas.

Racso Fernández y Divaldo Gutiérrez se valieron del registro fotográfico digital para el relevamiento de las manifestaciones rupestres de las cuevas visitadas. En tanto, intercambiaban impresiones sobre las tipologías, morfologías y métodos de trabajo con los acompañantes del Espeleogrupo.

El trabajo de los espeleólogos cubanos en la República Dominicana es parte del proyecto «Cuba Dibujo Rupestre», de la Sección de Antropología y Arqueología de la Sociedad Espeleológica de Cuba. Esta sección es presidida por Racso Fernández, en tanto que Divaldo Gutiérrez es el responsable de la coordinación del Proyecto. Ambos fueron invitados al país por el Instituto de Investigaciones Antropológicas (INDIA) de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

Los espeleólogos cubanos culminaron su estadía en el país con el dictado de una conferencia en el Museo del Hombre Dominicano, con el tema «El Arte Rupestre Cubano: actualidad, perspectivas y dificultades». La conferencia fue coordinada por el Espeleogrupo de Santo Domingo.

Como uno de los frutos de la visita de Fernández y Gutiérrez, se elaboró un Protocolo de Colaboración que tendrá un carácter permanente entre el Espeleogrupo de Santo Domingo y la Sección de Antropología y Arqueología de la Sociedad Espeleológica de Cuba.

En dicho Protocolo, pendiente de aprobación en Cuba, las organizaciones firmantes se comprometen a realizar «los esfuerzos necesarios para extender el Protocolo de Cooperación hacia otras áreas del trabajo espeleológico, tales como Geología, Carsología, Paleontología, Hidrogeología, Bioespeleología, Manejo de Cavernas y Espeleorescate».

Igualmente, las organizaciones dominicana y cubana se comprometieron a regir sus actividades sujetas al Código de Ética de la Unión Internacional de Espeleología (UIS), dejando además iniciado un esbozo para desarrollar un proyecto conjunto en la isla de Cuba junto a los espeleólogos dominicanos.

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