Esperan cambios renueven modo privatizar sector eléctrico RD

Esperan cambios renueven modo privatizar sector eléctrico RD

POR CLAUDIO CABRERA
¿Cuáles camino recorrerá el sector de electricidad en el país, después del fallido intento por reconvertirlo mediante un proceso de privatización que canalizó recursos de las agencias internacionales, solamente para beneficiar al sector privado en detrimento de una verdadera reforma?

Un estudio de dos entidades sin fines de lucro, Intermón Oxfam y “Veterinarios sin Fronteras”, dado a la luz pública el pasado mes, en España, revela los desastrosos resultados del proceso y las graves deficiencias que hay que corregir ahora para reencausar al sector eléctrico dominicano.

El documento, confeccionado a fines del año 2004, durante el apogeo de la crisis eléctrica y no publicado hasta hace poco, cuestiona el papel que jugó la Unión Fenosa, mientras se expresa la necesidad de escoger “un nuevo modelo” de privatización que contribuya al crecimiento de la sociedad dominicana. Fue dado a conocer en España entre algunos círculos desde el pasado diciembre, pero no fue hasta el pasado enero que se empezó a airear en medios de comunicación de Madrid.

“En un momento en que el Estado dominicano tiene que decidir nuevamente a quién adjudica la distribución del servicio eléctrico en el norte y sur del país -señala el documento-, es conveniente valorar la idoneidad del actual modelo y considerar las luces y las sombras del proceso de capitalización”.

Según indica el documento “!Otro día sin luz! El impacto de la reforma del sector eléctrico en la población más vulnerable”, entre otras cuestiones, dificultades para el acceso al servicio de energía eléctrica sumado a un servicio deficitario están condicionando las posibilidades de las personas y tienden a perpetuar a poblaciones empobrecidas en su estado de pobreza, situación que se verifica en la República Dominicana, donde la mayoría de sus habitantes viven en situación económicamente deprimida.

“La precaria condición del sector eléctrico dominicano repercute negativamente en los aspectos sociales y económicos del país”, señala el referido documento.

Revela que la realidad es que en el país “todavía hoy, su población sufre de manera generalizada las consecuencias de un deficiente suministro eléctrico que está mermando sus posibilidades de salir de la pobreza”.

La cuestión se agrava en las zonas rurales, ya que siguen existiendo áreas que carecen de instalaciones eléctricas. Pero en las ciudades, la población de clase media y principalmente los sectores empobrecidos son los más afectados por los apagones, debido a que no disponen de suficientes recursos para contar con el servicio energético de manera particular, a través de plantas de generación de electricidad que utilizan combustible.

En los hechos, cuando el servicio eléctrico es deficitario, se buscan medios alternativos para la obtención de electricidad, aunque estos generadores alternativos quedan lejos del alcance de los pobres.

Esas soluciones particulares palian la situación para las capas más favorecidas y dejan la reclamación por un servicio eléctrico de calidad con cobertura y sin apagones en los sectores populares, quienes, sin embargo, no siempre cuentan con recursos para pagar la factura eléctrica.

Por esa situación, ante las dificultades de pago por el consumo de energía eléctrica, los barrios marginados en áreas urbanas y de las zonas rurales de países empobrecidos se convierten en lugares poco atractivos para el suministro eléctrico, actividad comercial que cada día está más en manos de empresas privadas.

“Esta situación -apunta el estudio citado-, reduce las posibilidades de las personas empobrecidas para salir de la pobreza”.

“Los pobres tienen que limitarse a encender velas y, a lo sumo, alguna lámpara de gas”.

Aunque en principio la reforma del sector eléctrico atrajo gran interés, con los años se ha dado un vuelco y actualmente son muchos los que consideran (según encuesta del 2001) la falta de energía eléctrica como “el principal problema del país, valorando el 83% de la población el servicio eléctrico como malo o muy malo”.

Daños sectoriales

Precisa que en el caso dominicano, el binomio electricidad y nivel de desarrollo “no es una quimera”, puesto que unos pocos ejemplos sobre diversos servicios sociales básicos en el país bastan para ilustrar cómo el deficiente suministro de electricidad está minando la capacidad de desarrollo de República Dominicana.

El análisis de la situación efectuado por ambas entidades indica que “se procura un servicio de energía eléctrica accesible y de calidad suficiente, garantizando el bienestar de su población”.

Dado este panorama, el documento expone que sectores tan importantes como salud y educación, así como servicios básicos, se han visto afectados en su normal desenvolvimiento ante la falta de electricidad. Lo mismo ocurre con el suministro de agua potable “dada la dependencia de motores eléctricos para su bombeo”.

La crisis a que ha estado sujeta el área eléctrica determina que respecto al sector educativo, el alumnado que asiste a las escuelas en turnos de la tarde y de noche se vean muy afectados sobre el conjunto de servicios sociales básicos que suministra el Estado, debido a los cortes en el sistema eléctrico, “porque en ocasiones, las clases han de suspenderse”. Nuevamente deben buscarse soluciones particulares para enfrentar la falta de energía eléctrica y no siempre se tienen los recursos disponibles.

En el caso del sector de la salud, la precaria situación del servicio eléctrico deteriora la atención médica a los pacientes, produciendo daños en equipos por altos voltajes, suspensión de los servicios quirúrgicos, radiológicos y otros, cuando no hay luz, en adición a la contaminación ambiental que generan las plantas de electricidad. Por tal razón, grupos de referencia consultados en el transcurso de la investigación efectuada con la participación del Centro de Investigaciones Económicas del Caribe (CIECA), coincidieron en indicar que en los últimos años, a pesar de la privatización a que condujo la reforma, no hubo avances tangibles y que lo único que ha aumentado es el costo de la tarifa eléctrica.

Se cita entre otras deficiencias, la carencia de medidores individuales en los hogares, problemas de alto voltaje, cortes no programados en el suministro eléctrico, instalaciones deficientes y “una absoluta indefensión y desatención de sus reclamaciones, por parte de la compañía son sólo algunas de las quejas más habituales de los clientes dominicanos”.

NECESIDAD BÁSICA, NO CONSUMO

Acorde con el espíritu del documento, la energía eléctrica debe ser estimada como una necesidad básica, por tanto, debe ser considerada como un producto de consumo.

“Existe una responsabilidad social para contribuir a que todo ser humano pueda acceder y disponer de un servicio eléctrico con garantías, sin cortes de suministro, sin problemas de voltaje, con instalaciones seguras y a precios asequibles”, añade el documento dado a conocer en España.

Llama la atención acerca de que constituye un compromiso de todos, hacer uso responsable de la energía eléctrica, sobre todo, cuando aún dicha energía no siempre procede de fuentes renovables y su derroche supone un deterioro de los recursos naturales.

Resalta que en la República Dominicana todavía es difícil establecer el número real de personas que carecen de energía eléctrica, ya que los cálculos más optimistas sostienen que cerca de un millón de ciudadanos no tienen acceso a la electricidad, de un total de la población que alcanza los 8.2 millones de habitantes.

Pero añade que quienes sí tienen el acceso garantizado deben, entonces, pagar una de las tarifas más elevadas a nivel mundial, junto a los frecuentes “apagones” que son superiores a los estándares o promedios internacionales.

“Al igual que ocurre con otros servicios públicos, existe una mayor implantación de la electricidad en las zonas urbanas que en las rurales y, obviamente, los más pobres son quienes tienen un menor acceso a la energía eléctrica”.

Siguiendo el último Censo Nacional de Población del 2002, un 37.2% de la población urbana dominicana y el 69.9% de la rural carece de acceso a la energía del tendido eléctrico.

Por eso apunta que la electricidad juega un importante papel en la mayoría de los procesos de producción “y el no acceso a la electricidad o un precio excesivamente caro, limita las posibilidades de las personas”.

Recuerda que en los últimos años, el país se ha inmerso en una crisis económica que se refleja en la desaceleración del crecimiento económico registrado a partir del año 2001, frente al experimentado en el quinquenio anterior, en tanto que la tasa de desempleo experimentó una tendencia al incremento.

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