Se espera que Fidel Castro se recupere de la cirugía por sangramiento intestinal y desempeñe un papel público en el futuro, de acuerdo con el criterio de un grupo de funcionarios cubanos y otras fuentes. Sin embargo, cuando se aproxima su octogésimo aniversario y aumenta la necesidad de resolver la sucesión con él vivo para garantizar una transición ordenada, ese papel nunca será el mismo.

A una semana de la crisis de liderazgo en Cuba, y después de décadas en las cuales el hombre y el país han significado prácticamente la misma cosa, se ha añadido, con toda claridad, una nueva dimensión por los problemas de salud y la entrega provisional de la autoridad a su hermano Raúl, aunque no esté claro exactamente cómo será la ecuación final.

“Después de más de 47 años en que un hombre ha simbolizado la revolución y con un control casi absoluto, es difícil pensar en una Cuba sin Fidel”, dice Frank Mora, un experto en seguridad nacional y Cuba, en el National War College en Washington. “Pero eso es lo que ciertamente todo el mundo en Cuba y fuera de Cuba se ha visto obligado a hacer”.

 “Debe destacarse que Fidel, sin duda, posee luz larga para ver más allá que el humano común”, dice John Kirk, un profesor canadiense de temas latinoamericanos. “Su sentido de la estrategia y táctica ha mantenido vivo el proceso cubano, cuando la lógica indicaba que estaba condenado al fracaso, particularmente después de la desaparición de la Unión Soviética.

 “Consciente ahora, después de problemas de salud anteriores, de que su organismo le estaba alertando de forma nada incierta que no podía continuar con el mismo ritmo de antaño, el traspaso del poder a Raúl Castro ilustra tanto un cambio político temporal como un trazado en la arena que demuestra en qué medida se requiere una estrategia diferente”. Ninguno de los hermanos Castro se ha visto en público desde la transferencia del mando, lo que ha llevado a algunos fuera del país a creer que está pasando algo más de lo que la siempre misteriosa Habana está diciendo.

Sin embargo, la gran mayoría de los cubanos está acostumbrada al comportamiento impenetrable del gobierno y no tienen duda de que los comunicados crípticos significan que Fidel Casto está vivo, y se está recuperando, si no es que sigue sembrando la confusión en las filas enemigas.

“¿Usted cree realmente que somos tan cortos de vista como para empezar un proceso de sucesión mintiendo al mundo y a nuestro pueblo?”, dijo una fuente del gobierno. “Fidel salió de terapia intensiva, por lo que no hay necesidad de que Raúl empiece a desempeñar un papel público importante que pudiera indicar un cambio más brusco del que existe ”, agregó.

Los cubanos han sorprendido a muchos al continuar haciendo lo que hacen siempre; los partidarios del señor Castro están orgullosos de su gobierno, y la sociedad se ha mantenido bien.

“Al final, aunque esto ha sido muy duro para nosotros, ha fortalecido la revolución más porque nos ha demostrado cómo el pueblo respalda la revolución y la han puesto por encima de muchos problemas”, dice Eddi Machín, un jubilado.

Sin embargo, otros dicen que la calma tiene otra significación. “La gente no está contenta, pero tiene miedo porque no saben que vendrá después. Hay mucha incertidumbre porque todo el mundo está esperando a ver qué pasa”, dice un médico, que pide no se mencione su nombre.

El hecho de que el señor Castro esté vivo y las seguridades de que retomará algunas funciones, han tenido un papel importante en aliviar la ansiedad.

 “El señor Castro es el único líder que la mayoría de los cubanos ha conocido en su vida; muchos admiran sus convicciones y la forma en que se enfrenta a las interferencias externas”, dice Phil Peters, vicepresidente del Lexington Institute, en Virginia. “Esta ambivalencia explica seguramente por qué, cuando muchos observadores extranjeros asumieron que había un vacío de poder, la gente en Cuba siguió como siempre”.

Un profesor de la Universidad de La Habana dice que, con Castro recuperándose, hay una oportunidad para probar planes de emergencia y aprender cómo reaccionarían los cubanos,  en Cuba y en el extranjero -además de Washington. “Tal como se han dado las cosas, teníamos muy buenas cartas y no hay prisa en jugar las dos más fuertes, Fidel y Raúl”, dice.

El presidente George W. Bush enfureció a los exilados de línea dura esta semana al decir que deben mantenerse fuera de la política interna de Cuba por el momento.

 “Nuestro deseo es que el pueblo cubano sea capaz de elegir su propia forma de gobierno”, dijo. “Entonces, los cubano-americanos podrán interesarse en ese país y retomar los problemas de propiedad y confiscaciones […] Pero primero, lo primero […] El pueblo cubano tiene que decidir el futuro de su país”, advirtió.

VERSION: IVAN PEREZ CARRION