Esperan terminen escuela antes de inicio año escolar

Esperan terminen escuela antes de inicio año escolar

POR MARIEN A. CAPITAN
A una semana y media del inicio del año escolar, los maestros de la Escuela Básica El Paraíso, de Los Alcarrizos, aún esperan que el gobierno decida continuar con los trabajos de construcción del plantel en el que serán ubicados.

Detenida desde hace seis meses, la obra inició el 5 de octubre del 2003, fecha en que la escuela fue traslada de manera provisional al patio de lo que era una fundición de metales. Hoy, casi un año después, están al punto de ser desalojados del lugar que ocupan.

«Se supone que estaríamos aquí durante tres meses, nada más. El  dueño ya reclamó su terreno y nosotros estamos rogándole que se aguante para que los muchachos no pierdan el año escolar», explicó Edelmiro Mejía Peguero, presidente de la junta de vecinos de El Paraíso y de la sociedad de padres y amigos de la escuela.

Por otra parte, el director de la escuela, Luis Antonio Forch, sostuvo que cuando fueron desalojados las autoridades les prometieron que levantarían la nueva escuela en tres meses. Es decir, debió estar lista en enero pasado.

Producto de esa promesa, donde estaba la escuela puede verse dos construcciones a semi terminar y las zanjas y varillas de lo que será un edificio. Las construcciones a medias, que corresponden a las aulas de inicial, las oficinas y los baños, no tienen ni siquiera piso; mientras que las zanjas abiertas representan un peligro para los vecinos.

LAS CONDICIONES ACTUALES

Cuando los docentes y los miembros de la sociedad de padres y amigos de la escuela decidieron tomar prestadas las instalaciones de la fundición, «acondicionaron» el espacio de la mejor forma posible: poniendo divisiones de plywood a una rancheta que sólo tenía un techo de zinc y algunas columnas.

«Nosotros nos metimos aquí para no dejar de dar clases pero necesitamos que nos terminen la escuela. Cuando llueve, por ejemplo, tenemos que despachar porque ahí es que no hay condiciones para trabajar», manifestó Forch.

El resultado de aquella faena, como es de esperar, no fue muy bueno. A pesar de ello, como se supone que estarían allí por sólo tres meses, a nadie le importó demasiado. Ahora, como el tiempo ha pasado sin que el gobierno ni Procomunidad -las que tienen a su cargo la obra- les digan nada, están preocupados por la suerte que correrán.

A lo incómodo del lugar, que tiene suelos de arena y es muy caluroso, se suma que estar allí no es seguro para los niños, ya que está rodeado de grandes tapas, trozos y restos de hierros oxidados. Por ese motivo, los maestros decidieron que no le darán recreo a los alumnos, sino que adelantarán el horario de salida media hora. «No queremos que ellos salgan, que ellos jueguen. Ese montón de hierros es un gran peligro», resaltó el director.

Ante la decisión, que se tomó pensando en la seguridad, maestros y niños tendrán que pasarse toda la mañana dentro de la rancheta, lo que significa que deberán aguantar estoicamente el calor infernal que se desprende de las hojas de zinc.

Así, con calor, paredes de playwood a medio levantar y «aulas» que se suceden unas a otras sin ningún orden y sentido, comenzarán las clases los niños del sector. Sus maestros, aunque con pena, ya lo están preparando todo cuando lleguen el próximo 6 de septiembre. Ese día, lamentablemente, descubrirán que aún no tienen escuela.

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