Esperancitas o esperando citas

Esperancitas o esperando citas

Eusebio Rivera Almodóvar

La esperanza representa la expectativa humana por la llegada de un acontecimiento gratificante.

En la República Dominicana hay dos clases sociales con enormes diferencias, aunque los políticos y teóricos las subdividan eufemísticamente en media, media baja y media alta. Aquí habitamos los que estamos bien y los que estamos mal y los primeros no necesitan abrigar esperanzas porque tienen sus sueños realizados.

Una breve relación de lo que no tienen resume su estatus: No tienen que levantarse temprano a coger un carro de concho, una guagüita voladora o un motoconcho terrorista para llegar a su lugar de esclavitud (perdón, de trabajo); no tienen que pasar por montones de basura súper contaminante atravesada en calles y carreteras, no tienen que hacer largas filas aguantando empujones para que les den una tarjetita de limosna gubernamental, no tienen que suplicar para conseguir una cama o un turno para consulta en un hospital público, no tienen que hacer “serrucho” familiar para poder comprar un medicamento de alto costo, no tienen que coger dinero prestado a familiares o amigos para comprar útiles escolares y no tienen que decir a sus hijos que a Santa Claus (Santicló) le dio covid 19 y no pudo traerles regalos navideños o de Reyes.

Los otros, los que no están bien, tienen todo lo anterior y un chin más; sobre todo tienen una minúscula esperancita de que, algún día, por obra y gracia del Espíritu Santo y no de los políticos, cambiará su destino y no seguirán esperando citas para gozar de bienestar o prosperidad en un país que solo tiene para ellos un inmenso mar y un inmenso cielo para emigrar.

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