DIÓMEDES MERCEDES
Nunca es más oscura la noche que cuando va a amanecer y en ésta en la cual estamos, aún le falta tiempo para que la sinergia, que todo lo organiza, pueda brindarnos el momentum en el que la aurora disipe la densidad del terror que nos inhibe, hecho por acumulación de miedos a exterminio y desmesuras contra natura, programadas en los despachos de la ingeniería del poder, con el fin de obligarnos o involucrarnos en sus crímenes, por acción, interés, o indiferencias; empujándonos en una gira de retornos hacia lo peor del oscurantismo, porque nadie cuestiona o expresa un simple no! Que repercuta.
Todo es ruido, temor, alabanzas o compinchazgos. Pero hay silencios potencialmente estruendosos y negruras luminosas según la percepción de quienes los asuman o calen. Pienso en Rosa Park, en su nudo de angustia en la garganta, el mismo llevado por tantos, por tanto tiempo. Pienso en la mutación que en ella misma significó el dignificarse diciendo un simple no! a una de las manifestaciones de la discriminación racial en los Estados Unidos, precursando la saga de las luchas por los derechos civiles en su nación y en el mundo.
Una nación, la humanidad misma, no sólo vive de mercancías y poder adquisitivo; primero vive de intangibles como el de la dignidad y cuando los demás la rindan bajo el miedo, basta la de una sola persona para reivindicar la de todo el mundo. En todo el planeta la coalición de los intereses creados han agotado los caminos de su patrón de civilización.
No hay a dónde más ir por sus errados laberintos y la necesidad impone la creatividad liberatoria para un nuevo y espectacular renacimiento que dé la coherencia de la naturaleza a la vida y a la estructura social de los humanos que nos marchitamos en las contra naturales tensiones que ese orden produce. No es otra la ciencia ni la filosofía a aplicar y es tan sencilla. Pero es necesario poseer espíritu libre para verlo, y el ambiente de horror que nos cohíbe e impide desasirnos de esa relación de esclavitud que sostenemos con el poder por el poder sin vida.