Esperando lo que nunca se ha hecho (y II)

Esperando lo que nunca se ha hecho (y II)

El nuevo poblado de Boca de Cachón se ha convertido en el símbolo de la decisión de un gobernante de enfrentar los problemas naturales, como era la subida del nivel del agua del Lago Enriquillo que ya parece que llegó a su tope máximo y comienza a descender para así completar un ciclo que permitió al Gobierno darle seguridad a una región que no estaba abandonada como siempre se dice del suroeste.

INAPA ha descuidado su función fundamental de atender todos los sistemas de abastecimiento de agua y de alcantarillados que existen en los pueblos del país. La situación de las plantas de tratamiento de las aguas cloacales es calamitosa, cuando esas aguas van directas a algún río, al mar o se quedan estancadas en las tuberías que solo la gente se da cuenta cuando revientan.

Sin embargo, con las visitas sorpresas a los sectores sociales de bajo ingresos, pero con deseos de progresar, el presidente Medina ha logrado motivar a decenas de productores que ven cómo se les toma en cuenta y han puesto manos a la obra para llevar a cabo proyectos agrícolas y agroindustriales de cierta envergadura, que su impacto, ya se siente en las regiones hasta donde han llegado las visitas sorpresas.

Pero la agenda presidencial de su programa preestablecido de acciones del día a día ha recibido un impacto insospechado a raíz de la sentencia 168 del Tribunal Constitucional para reconocer quienes pueden ser dominicanos por nacionalización, destapando una olla de grillos con ráfagas internacionales que todavía no se aplacan y con el avivamiento de unas fuerzas ultranacionalistas que proclaman expulsión inmediata de los haitianos. Los haitianos han visto la oportunidad, por tener un respaldo internacional que procura la fusión de los dos países, para emigrar pacíficamente, aumentando notablemente la población flotante que deambula por carreteras, caminos y calles buscando qué hacer y contaminando el medio ambiente con sus costumbres de higiene, tan primitivas y hasta salvajes.

Más que mejorar la educación, o la salud o hacer mejores carreteras y acueductos, el problema prioritario de atención permanente e inmediato del país es la presión de la migración haitiana incontrolable, apoyada por países y organismos internacionales como Estados Unidos, Francia, Naciones Unidas y la Unión Europea para torcernos el brazo y se acceda olvidarse de la soberanía, derribando la frontera y darle paso libre a una oleada humana que no quiere morir en su desolado territorio.

Hasta ahora el presidente Medina ha sido muy cauto en sus movimientos para defender la soberanía y ha ido sorteando todas las zancadillas que le han puesto internacionalmente, y hasta localmente, para modificar su posición en defensa de la soberanía, pero es una lucha muy cruel y sutil en donde los gobernantes haitianos son los más hábiles para procurar un apoyo internacional a su causa, dejando mal parado a los dominicanos que se sienten frustrados ante una avalancha de presiones que procuran, a fin de cuenta, la tan cacareada fusión propiciada por los norteamericanos.

En las relaciones internacionales somos una vergüenza, por esa sobre dimensionada Cancillería, que ha sido refugio de los desmanes de un grupo político, favoreciendo a decenas de individuos con supuestos cargos diplomáticos, preocupando a los demás países amigos con los que se mantienen relaciones. Ahora se ha iniciado un profilaxis, extirpando tantas botellas, y ojalá conduzca hacia una limpieza total y el servicio exterior restaure su buen nombre.

Pero la corrupción continúa siendo la preocupación de los dominicanos, pese al ejemplo que se deriva de las acciones de honestidad de los funcionarios y de vigilancia tan extrema que se ejerce desde la cúpula del Palacio Nacional; sin embargo, todavía se cometen actos contrarios a la ética, reflejándose en las costosas campañas promoviendo candidaturas de funcionarios que ojalá fueran extraídas de sus cuantiosas fortunas personales.

Los dos años del presidente Medina han sido positivos para el país y se ha visto un hombre con buenas intenciones, tímido a veces o temeroso otras, para no enfrentar, como ya quisieran algunos compatriotas, ciertos problemas que nos agobian, que van desde las presiones haitianas pasando por la corrupción para enfrentar a sus propios compañeros de ambiciones desmedidas.

 

Publicaciones Relacionadas

Más leídas