Esperanza para el 2006

Esperanza para el 2006

MARLENE LLUBERES
Ha llegado ya un nuevo año y con él grandes expectativas y nuevas esperanzas. Soñamos con un mejor período que el que recién finaliza, proponiéndonos cambios en diversas áreas y la realización de planes y proyectos. Sin embargo, muchas veces nos enfrentamos a inesperados acontecimientos que traen una transformación repentina en nuestras circunstancias y forma de vida, produciendo inevitablemente incertidumbre, inseguridad e incontrolables temores que traen como consecuencia, rebeldía y amargura. La perspectiva de la realidad es cambiada y somos incapaces de vislumbrar soluciones efectivas. Iniciamos cuestionamientos a los cuales, no encontramos respuesta y cuyo único resultado termina siendo la angustia y el desasosiego. Buscamos culpables, sentimos turbación y con gran frustración nos damos cuenta de que no existe fuerza humana capaz de resolver estos inimaginables sucesos.

Es en ese momento cuando nos vemos compelidos a recurrir a alternativas que pensamos nos brindarán una solución, sea esta parcial o total, descubriendo aparentes salidas que nos pueden proporcionar sólo un alivio temporal o, peor aun, llevarnos a mayor ruina. Sin embargo, existe una opción siempre disponible: acudir a quien tiene real poder para brindar la paz en medio de la adversidad, comprobando así, que sólo Jesús puede cambiar la tempestad en sosiego y hacernos pasar al otro lado del lago, llevándonos a lugar de bonanza y bienestar.

Dios es quien con su poder encerró con puertas el mar cuando se derramaba saliéndose de su seno y dijo: «Hasta aquí llegarás y no pasarás adelante y ahí parará el orgullo de tus olas». Es aquel que puso en depósito los abismos y encerró al viento en un puño; el único que subió al cielo y descendió. Exclusivamente El tiene el poder para transformar las circunstancias, sacarnos airosos de ellas, no importa cuan difíciles o imposibles sean.

Al atravesar el tiempo malo no sufriremos lesión alguna porque El nos llena de fuerzas y despeja nuestro camino, diciéndonos constantemente: «No temas, yo te ayudo», aunque no aparezcan ni sol ni estrellas por muchos días y hayamos perdido toda esperanza de salvación; si tenemos que pasar por el agua no nos ahogaremos y si por el fuego no nos quemaremos ni la llama arderá en nosotros.

Esforcémonos y cobremos ánimo, no temamos ni tengamos miedo porque el Señor es quien va con nosotros y no nos dejará ni nos desamparará.

Que en este nuevo año 2006 los de corazón apocado sean esforzados, confiando en que el que prometió, que nunca miente, guardará en completa paz a aquel cuyo pensamiento en El persevera porque en El ha confiado. (Isaías 26:3)

m_lluberes@hotmail.com

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