Esperanzas frente a la crisis mundial

Esperanzas frente a la crisis mundial

Durante 50 minutos de su discurso de dos horas, ante la reunión conjunta del Congreso el pasado viernes 27, el presidente Fernández delineó su optimismo por el comportamiento económico del país el pasado año. Pese a tantos sacudimientos negativos, y según él, aquí surgió un paraíso que atraerá grandes inversiones, superiores a los 8 mil millones de dólares en especial en el turismo y energía no convencional.

Como siempre, desde que el doctor Balaguer estableciera sus kilométricos mensajes con el depósito de las memorias de las dependencias de su gobierno ante el Congreso en reunión conjunta, cada Presidente de turno se explaya en cansonas exposiciones lo que ha sido y será su gestión de manera que su mensaje eleva lo bueno que han sido y la confianza de lo que será para beneficio del país. Y ese futuro halagüeño se apoyó esta vez en las sabias sentencias del gran Albert Einstein trazando pautas de las ventajas de las crisis en el desafío al ingenio humano.

Y el presidente Fernández, en su salpicado mensaje de optimismo e interrumpido por un legislador cibaeño, depositó la convocatoria formal de la Asamblea Revisora de la Constitución, lo cual ha despertado la esperanza a otros rivales políticos para volver a postularse, dando por sentado que la nueva carta es un traje a la medida para quienes deseen mantenerse vigente de por vida como aspirantes y detentadores del poder y de forma democrática. Surgen así las democracias dictatoriales, que es el nuevo ropaje para ocultar las apetencias imperiales de quienes se creen premios de los dioses a sus países.

La parte económica del mensaje presidencial resultó muy esperanzador y confirmar la convicción del pueblo, que gracias al manejo del Banco Central de la economía, los efectos de la crisis no ha sido tan devastador con el país, sobreviviendo exitosamente por las remesas y el turismo con ingresos en conjunto que superan los siete mil millones de dólares, debido a que la producción agropecuaria es absorbida por el consumo interno, mientras las industrias están agobiadas por el obsoleto sistema fiscal y de producción de energía para condenar al país a ser un importador casi neto de bienes. El país se sostiene en su producción agropecuaria por las innovaciones en ese campo sin intervención gubernamental con la proliferación de los invernaderos, novedosos sistemas de riego de las parcelas y mecanización de las cosechas.

Ojalá que las promesas de enfrentar el narcotráfico y la corrupción con mano firme y sin tembladera de la misma, sea algo tangible y verdadero, ya que el sentir general de los dominicanos responsables es que cada vez estamos más desprotegidos. Ahora con más temor de cómo se descubren en los distintos estamentos armados el involucramiento en actividades delictivas, que van desde alquilar patrullas policiales para exterminar rivales hasta hacerse de la vista gorda en el trasiego de drogas por playas y carreteras para elevarse a nivel económico, que como buenos dominicanos hacen ostentación de sus bienes adquiridos de cualquier manera, sin obedecer la sentencia de Lilís que se comieran a la gallina pero las plumas las enterraran.

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