Esperpentos políticos

Esperpentos políticos

“En la cubierta de este informe de auditoría voy a anotar la conversación que tuve ayer con el padre Servando. Empezamos hablando, como es explicable, de las enfermedades. Él había asistido esta semana a cierta mujer pobre que murió en un hospital público. La mujer tenía parentesco con su trabajadora doméstica; estaba muy afectado por el puñetazo de la muerte y por la forma injusta en que se reparte el sufrimiento en este mundo. Quiero anotarlo ahora, antes de que las obligaciones de trabajo me hagan olvidar los detalles y las palabras exactas que usó el padre. Después las sacaré en limpio y haré mis comentarios.”

“Los curas son unos tipos que casan parejas, bautizan niños, bendicen locales comerciales y pronuncian sermones. Yo soy uno de ellos. Cuando celebramos ritos funerarios sabemos que alguien dejó de vivir. Pero no sabemos nada de los dolores que a los deudos les traerán esas muertes. ¿Cómo vivirán los niños huérfanos? ¿Cuál será el destino de las viudas sin la protección de sus maridos? De las peripecias de los supervivientes casi nunca nos enteramos. Son cosas que se desarrollan lentamente, como las ramas de los árboles. Hemos aprendido a vivir en un desierto afectivo, sin sentimientos amables ni esperanzas de ninguna clase.”

“Quiero decir sin esperanzas en la tierra ni en el cielo. En muchos países de Europa y de América han surgido “esperpentos políticos”; líderes que no merecen el respeto de las masas, personajes sin el mínimo de condiciones requeridas para gobernar con legitimidad. Sin embargo, alcanzan el poder por medios aparentemente democráticos. Flotamos en un océano de aceptación de lo que sea. Cualquier cosa que se lanza al mercado encuentra adeptos entusiastas. Es una época de seguidores sin doctrinas.”

“¿Sabes cuál es la actitud más frecuente entre quienes no creen en Dios? Pues piensan que la vida humana no tiene finalidad. Que es lo mismo hacer esto que lo otro; el bien y el mal dependen de lo que decidamos nosotros, sin contar con ningún “mandamiento de la antigüedad judía”. Drogarse es una actividad más en que emplear la vida. Un jovencito declaró: me interesan cosas gratas que dejen “vividendos”. Edelmira apartó los papeles y se durmió.

 

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