Nuestros ojos envejecen como el resto del cuerpo y una de las consecuencias de este proceso es la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), para la que no existe cura ni espejuelos que corrijan la pérdida y distorsión de la visión.

Está demostrado que las pastillas de luteína retrasan el proceso. Ahora se quiere comprobar si las espinacas también pueden hacerlo, gracias a la luteína y zeaxantina que contienen (También se encuentran en la col rizada, la yema de huevo, el maíz).

¿Cómo actúa?
Estos dos compuestos químicos presentes en la espinaca y otros alimentos, forman el pigmento protector amarillo-naranja que recubre la retina y que está especialmente concentrado en la mácula, la zona del ojo más importante y expuesta a la luz y a la radiación ultravioleta, ambas muy dañinas para todo el aparato ocular. El pigmento actúa como unas gafas de sol naturales que bloquean parte de esos tipos de luz, y además, es un potente antioxidante que detiene el daño que produce la liberación de radicales libres.

Sus ventajas
Los analistas han demostrado que los ojos con DMAE tienen menos pigmento amarillo-naranja que los sanos.

Como la luteína y la zeaxantina sólo las elaboran las plantas, el cuerpo tienen que obtenerlas de alimentos que las contienen, como las espinacas.

Por eso, comerlas podría asegurar los niveles de pigmento en la vejez y reducir al mínimo el riesgo de DMAE.

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La prueba científica
Para comprobar los efectos de esta verdura en la salud de los ojos, se hizo lo siguiente:  A los 12 voluntarios que participaron en el estudio, se les fotografió el fondo de ojo y obtuvieron imágenes muy detalladas de la estructura de la retina. Durante tres meses, los voluntarios añadieron a su dieta diaria 50 gramos de aspirinas, unos 10 miligramos de luteína aproximadamente condimentadas con aceite de oliva. Al final, se repitieron los mismos estudios de fondo de ojo, obteniendo nuevas imágenes de la retina. El resultado observado fue que aumentó el pigmento amarillo, es decir, la luteína, en un 19%.